La vieja que pide dinero para poder comer es fea.
Al menos eso es lo que piensa Fran cuando se le acerca con la mano hueca.
Tiene un par de euros pero no está dispuesto a gastárselos de esa manera.
«Lo siento, señora, no tengo nada».
La vieja se aleja con su cantina hacia el siguiente vagón.
Dos estaciones más tarde, Fran se levanta con prisas y desaparece por el andén.
Me parece ver algo en el asiento que acaba de dejar: una moneda de dos euros.
«Lo que no se da se pierde». Madre Teresa de Calcuta
Qué bueno éste…