A Gerardo no le va bien. Se nota. Arrastra los pies. Si sólo fuera el trabajo… pero también está la diabetes, la depresión y que a Milagros ya sólo la ve en sueños. Si al menos Pablo se dignara a visitarle de vez en cuando. No le ve desde que marchara a Argentina con Cristina. No le hizo gracia pero es su hijo y le quiere, aunque parece no darse cuenta.
Todas las mañanas para a su paso por el mural que preside la salida de la estación «Gregorio Marañón». Lo mira un rato y retoma su camino, parece que con algo más de ilusión:
Amar y sufrir es, a la larga,
la única forma de vivir con
plenitud y dignidad.
(Gregorio Marañón)