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El Ferrocarril del Norte

Sin pena ni gloria así ha acabado la línea de ferrocarril que unía Madrid con Burgos por Aranda que dio servicio a los pueblos serranos del nordeste segoviano desde finales de los sesenta.

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gentedigital.es/L. D. Bronstein
08/10/2010 - 00:02

Sin pena ni gloria así ha acabado la línea de ferrocarril que unía Madrid con Burgos por Aranda que dio servicio a los pueblos serranos del nordeste segoviano desde finales de los sesenta.

Hace unos días el trotacaminos de la sección A Paseo, entró en la redacción desencajado y con cara de pocos amigos: los semáforos de la línea de Burgos no funcionan y la estación de Santo Tomé es lo más parecido a un edificio al finalizar el conflicto de Kosobo.

¡Qué pardillo! Creía que los servicios públicos no podían depender de criterios de rentabilidad económica propios de la empresa privada ahora que nos gobiernan los que se denominan socialistas, al menos en sus siglas ¿durarán?, las siglas claro.

De tanto caminar no tiene tiempo para estar al día de la realidad política. El ministro Blanco ha dicho, para justificar los cierres de líneas, según sus estudios deficitarias, que "este país se tiene que acostumbrar a que no todo el mundo puede tener de todo y que los recursos del Estado son limitados".

Nuestro caminante sigue emperrado en que la utilidad de los trenes no debería medirse entre las estaciones de origen y destino como hace el AVE, sino por las que quedan al paso. Un ejemplo más de cómo dejar morir una línea, sin inversión y con mal servicio, hasta lograr que los viajeros abandonen.

Unos trenes, los regionales y los mercancías, más sostenibles, económica y medioambientalmente que la carretera o la alta velocidad. A la postre todos perdemos. Y lo malo es que empezamos a ver las orejas al lobo.

Con estos criterios ¿Cuánto le queda a la centenaria línea de Madrid por Villalba?

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