La ‘coaching' nutricional aborda en ‘¿Por qué me duele la tripa?' dudas relacionadas con alimentación y salud. Pone el foco en la influencia de aspectos como el estrés.
Archivado en: entrevistas, literatura, salud, Ángela Quintas, nutrición
F. Q. Soriano
01/4/2022 - 00:12
Por formación y experiencia, Ángela Quintas se ha ganado el reconocimiento de gran experta en alimentación, adelgazamiento y reparación digestiva. Su capacidad de divulgación da como resultado un nuevo libro, ‘¿Por qué me duele la tripa?' (editorial Planeta), que se presenta como un manual para identificar, entender y reparar las enfermedades del aparato digestivo.
Imagino que la idea inicial de escribir este libro surge de tu experiencia con los pacientes en la consulta. ¿Cuáles son los problemas más frecuentes?
La idea del libro surgió porque, dentro de la parte que trato de reparación intestinal, me encontraba muchos pacientes a los que detectaba una alergia o una intolerancia. En esos casos, lo más importante es la dieta, no podemos olvidarnos de qué estamos comiendo. Por ejemplo, cuando se detecta una intolerancia a la fructosa, el paciente se pregunta qué puede incluir en su dieta. El objetivo es ofrecer una lista de alimentos saludables, por eso surgió la idea de las recetas, con platos apetecibles para no reducirlo todo al típico filete de pollo a la plancha.
En ocasiones, el dolor de cabeza o los problemas en la piel tienen que ver con una mala alimentación. ¿Por qué perdemos de vista algo tan importante?
Nuestro intestino es realmente un contacto muy importante con el exterior. Si lo extendiéramos, sería prácticamente como una pista de tenis. A través de ese intestino van pasando moléculas que son buenas para nosotros, nos están nutriendo. El problema llega cuando tenemos un intestino que es hiperpermeable, es decir, que deja pasar moléculas al otro lado de forma inadecuada. En esos casos pueden aparecer dolores en la articulaciones, de cabeza... Problemas que, en primer lugar, no vamos a relacionar con la alimentación, no pensamos que tenga que ver con el intestino. Es muy importante ver qué estamos comiendo, cómo lo comemos y por qué nos sienta mal.
"No hay por qué reducirlo todo al típico filete de pollo a la plancha" |
El primer capítulo del libro lo dedicas a la microbiota. ¿Es el gran desconocido de nuestro sistema digestivo?
Siempre se ha hablado de flora intestinal, lo que sucede es que le hemos cambiado el nombre porque en nuestro interior no tenemos flores, si no bichitos. La microbiota es muy importante, de hecho cada vez hay más estudios que demuestran que en enfermedades como la esclerosis múltiple, el alzhéimer, la depresión e incluso la covid, hay una alteración de la microbiota.
Otro de los aspectos que trata es la candidiasis, un problema sobre el que la población va siendo más consciente gracias a una campaña de publicidad, pero a nivel vaginal, no en el intestino. ¿Por qué es tan difícil llegar a ese diagnóstico?
Todas las mujeres tenemos un reservorio de cándida en la vagina. El problema es cuando ese hongo crece y coloniza zonas donde no debería estar. Cuando es una cándida estomacal, se debe realizar un análisis de heces en el que veamos si realmente aparece este hongo en el estómago. Hay muchas personas afectadas por la candidiasis estomacal, y la sintomatología es muy diversa, pero sobre todo tiene que ver con el deseo de comer dulce a todas horas. El porcentaje de mujeres afectadas es mucho más alto, pero es un paciente en el que se aprecian cambios de humor, dolor en las articulaciones, de cabeza, irritabilidad... Hay gente que lo describe como si estuviera en una resaca continua, una sensación de mareo. Al final se han acostumbrado a vivir con esos síntomas, pero lo que hay es una levadura que ha crecido de manera descontrolada.
Alertas del riesgo de tomar a la ligera el omeprazol. ¿Abusamos mucho de ello?
El omeprazol es un fármaco un recaptador de protones que es maravilloso, siempre que haya que tomarlo. Tiene la función de captar esos protones para que el PH del estómago, la acidez, no sea elevado. Cuando tenemos una hernia de hiato y nuestro estómago deja de ser un comportamiento estanco, es decir, sufrimos reflujos, esa comida impregnada en el ácido sube al esófago, que no está recubierto por una capa de mucosa. En esos casos, un omeprazol es maravilloso porque evitamos quemazón, ardor y heridas. Otra cosa sería tomarlo de modo preventivo ante una comilona, ahí estaríamos utilizándolo mal. Cuando estamos polimedicados o cuando tomamos un determinado fármaco, está muy bien tener omeprazol para evitar que me haga daño. No puede ser una justificación para comer mal.
"El estrés es la principal causa de alteración de la microbiota" |
El sobrepeso y la obesidad generan muchos riesgos. ¿Temes que la situación derivada de la pandemia, con el teletrabajo y, por tanto, un mayor sedentarismo, tenga más incidencia y se disparen los casos?
Temo no, estoy segura, cada día lo vemos más. En el confinamiento todo el mundo subió de peso, nos dio por hacer bollos y pan. Estamos teniendo una vida mucho más sedentaria, hay gente que ha dejado de salir o de ir al gimnasio porque hay miedo al contagio. El sobrepeso es importante, pero lo que me he dado cuenta es que se está bebiendo mucho más alcohol en casa. Nos estamos pareciendo un poco más a los países del Norte de Europa, que tienen esa tradición. Antes quedábamos con amigos, bebíamos fuera, siempre se ha recurrido mucho al alcohol en nuestro país, pero ahora ese alcohol se está introduciendo en las casas, y eso va a acabar siendo un problema.
Hablando de problemas actuales, el estrés, que muchas veces se manifiesta a través de problemas digestivos. ¿Qué recomendaciones se pueden dar al respecto?
El estrés es una de las principales causas de una alteración en la microbiota. La segunda causa es el consumo de determinados fármacos, como los corticoides; después estaría el sobrepeso, especialmente generado por el consumo de alimentos procesados. Es fundamental que el estrés no afecte a nuestra microbiota, hay que tomarse la vida de otra manera.
Otro problema extendido es el estreñimiento, especialmente en el caso de las mujeres. ¿Qué aconsejas para que no se alargue mucho en el tiempo?
Lo primero que hay que hacer es definir qué es estreñimiento: se considera normal ir al baño desde dos veces al día hasta tres por semana. No hay que perder de vista que las mujeres nos regulamos mucho por los ciclos menstruales, es decir, vamos con más frecuencia antes, durante y después de la regla. Una vez que se ha identificado el problema de estreñimiento, hay que evaluar qué estamos comiendo y cómo. Es muy fácil tirar de un laxante, pero esa no es la solución. Si estás haciendo una dieta en la que no hay la suficiente aportación de fibra y no estás bebiendo la suficiente cantidad de agua, es normal que estés estreñido. También hay que mirar si te estás moviendo lo suficiente. ¿Por qué? Porque el ejercicio ayuda a esos movimientos en el intestino para que el bolo alimenticio recorra esos siete metros de intestino delgado. Si todo eso está bien, entonces se puede comenzar a mirar un proceso de reparación. Hay cepas específicas de probióticos y prebióticos con los que se puede ayudar a que ese intestino funcione de manera correcta. Por ejemplo, se pueden emplear mucílagos, que son las semillas de lino y chía, que ayuda a expulsar el bolo. Lo que se puede hacer, sí o sí, es vigilar la postura cuando vamos al baño. Solemos sentarnos de forma normal, con las piernas en 90 grados. Tenemos un músculo, el puborrectal, que tira hacia atrás, nuestras heces tienen que recorrer esa curva antes de salir; si elevamos un poco los pies, ese músculo deja de estar tenso.
"Es muy fácil tirar de un laxante, pero esa no es la solución" |
Sobre alergias e intolerancias, ¿por qué aparecen más casos ahora, llevamos una alimentación peor o hay más herramientas para la detección?
Creo que es un poco las dos cosas. Por ejemplo, el estrés, que ya hemos hablando cómo afecta la microbiota, puede hacer que finalmente haya una intolerancia. También es cierto que cada vez tenemos más herramientas para detectarlas. Además, se están viendo muchos casos en niños pequeños. Aquí hay varias teorías. El momento más importante en el que el bebé se infecta de la microbiota es el canal del parto. Por eso a las embarazadas se les hace un exudado vaginal en la semana 34 para que en el parto el bebé se infecte de bacterias buenas. Lo que ocurre es que cada vez hay más partos por cesárea. Tampoco hay que olvidar que hubo un tiempo en el que se dejó de apostar por la lactancia materna en favor de las leches de continuación y las fórmulas sustitutivas.
Además de estos libros, podemos escucharte en la Cadena Ser y leerte en algunos medios como Buenavida, de El País. Cuando comenzaste en esto, ¿te imaginabas tener tanta repercusión?
Para nada. Estudié la carrera de Químicas porque me apasionaba. Cuando terminé, el grado en Nutrición no existía. Me busqué la vida. La ventaja que tengo es que he ido aprendiendo con lo que he querido, me he construido mi camino. Nunca me imaginé que una disléxica como yo iba a llegar al cuarto libro.
¿Estamos más concienciados ante estos problemas relacionados con el aparato digestivo?
Creo que sí. Tenemos muchísima información, la gente se está poniendo en manos de expertos que ayudan a tener una buena alimentación y a nutrirte de manera correcta.
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