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Athletic 1-Barcelona 4

El Barça, Rey de Copas, enseña toda su fiereza ante el Athletic

Otra fiesta del fútbol. Ya lo decía  Samuel. La única pena es que siempre existe un perdedor. Sonrisas y lágrimas. Y un Rey de Copas: El Barça. Touré, Messi, Bojan y Xavi certificaron la goleada. Hubo pitidos de ambas aficiones al himno de España. Además, TVE cometió un discutido "error humano".

Archivado en: Barcelona, Athletic, final, copa del rey

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gentedigital.es/Marcos Blanco
14/5/2009 - 07:29

A un partido, se le puede ganar al mejor equipo del mundo. Así pensaba Caparrós, todos los leones y cada uno de los aficionados que corearon el nombre del Athletic en Mestalla, San Mamés, cualquier rincón de Bilbao o en el punto geográfico más desconocido del planeta. 25 años después, el Athletic tenía la posibilidad de levantar la Copa, su Champions. Para un equipo tan limitado como exultante debido a su filosofía socio-deportiva , semejante título tiene sabor a caviar, consideración menos eufórica, aparentemente, para el Barça de Guardiola. Por eso, lloraban Etxeberría y compañía. Para determinados equipos, una final es ese paraíso que atrapan con los sentidos con la certeza de que volver a visitarlo parece una utopía. El destino le hizo un guiño al conjunto bilbaíno. Éste tuvo dudas sobre cómo administrar su fortuna. Los hombres de Pep bajaron de su nube, Touré iluminó la senda con un golazo y el vendaval azulgrana destrozó ese tejido rojiblanco, hecho con más corazón que raciocinio.

Sin Iniesta. Ni Henry. Ni Márquez. Tanto da. El Barcelona ofrece un ritmo futbolístico demoledor. El apasionado comienzo del Athletic, el 1-0 en contra o las reestructuraciones en el once nublaron la claridad azulgrana sobre la alfombra valenciana. Javi Martínez propuso el primer susto, Toquero abanderaba la raza bilbaína. El encuentro tenía un aspecto espeso, hasta que Xavi comenzó a sentirse ligero, señor. Este hombre de 29 años Terrasa define como nadie el reloj futbolístico de Guardiola. Touré Yaya, convertido en central, se fue para arriba, regateó a tres contrarios y chutó con violencia. El disparo, raso, se coló junto al poste izquierdo de Iraizoz. 1-1. Los chicos de Caparrós dieron un paso atrás, se había n agarrado al resultado. Al igual que los niños cuidan sus tesoros. No obstante, cuando la máquina azulgrana funciona, existe la sensación de que los rivales se diluyen. Desaparecen. La impotencia les consume.

Medina Cantalejo, a la altura de las circunstancias, advirtió con su silbato el inicio de la segunda parte, hecatombe leonina. En el corazón del área, Messi buscó un agujero entre tantas piernas para subir el 1-2 al marcador. Cual quinto de caballería, el ataque barcelonista agobiaba a sus oponentes. Dos minutos después, en pleno contraataque, el argentino asistió a Bojan, quien prefirió ser egoísta en lugar de ceder la pelota a Eto´o, mejor colocado para marcar. Menos mal que el yogurín azulgrana tuvo un detalle exquisito, utilizando el interior de su pierna derecha para colocarla en el palo largo de Iraizoz. 1-3. Y Xavi. El omnipresente, que roza la perfección con sus actuaciones, anotó el 1- 4 en una falta directa espectacular. Mandó la pelota allí, donde crecen las telarañas. La goleada pudo ser escandalosa. El Athletic salió de la cueva, pero sobró hasta el descuento.

 

La pasión tenía que imponerse al talento para que David se comiese a Goliat. Al Athletic se le hizo grande el partido. El Barça, que viaja por los campos a la velocidad de luz, juega en otra dimensión. Ha conseguido la primera hoja del trébol. Ambas aficiones se ganaron el sobresaliente jaleando a los suyos. Otra fiesta del fútbol. Ya lo decía Samuel. La única pena es que siempre existe un perdedor. Sonrisas y lágrimas. Y un Rey de Copas. El Barça.

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