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MÚSICA

Patti Smith engrandece su leyenda

Salió al escenario como si estuviese dando un agradable paseo por la Real Casa de Correos de Madrid. Saludó con esa tímida tranquilidad que le define y muchos espectadores no pudieron soportar la emoción. Se pusieron en pie, aplaudiendo a rabiar, como si en vez de llegar, la artista de Chicago estuviese a punto de marcharse. Mostrando una vitalidad extraordinaria a sus 61 años, Patti Smith es una leyenda del rock, de la música... Sin lugar a dudas, una de las mujeres más influyentes del siglo XXI. Por ello, los nervios se levantaron ante la posibilidad de escuchar su maravillosa voz, esa capacidad tan característica para recitar o la rica mezcla entre paz cardíaca e impulsos revolucionarios que transmite con cada mirada...

Archivado en: cultura, música, patti

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Patti Smith

Su comunicación gestual es extraordinaria. JOSÉ M.GONZÁLEZ

La artista estadounidense demostró en "La Noche de los libros" que su música es pura literatura

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Marcos Blanco
24/4/2008 - 11:43

 Después de dar las buenas noches, comenzó su tributo a "La Noche de los Libros" con un poema dedicado a la luna, aprovechando que ésta formaba parte del decorado tras su mítica figura. "Wing" y "Grateful"  fueron las dos primeras canciones entonadas por Smith, flanqueada a su derecha por su hijo, el guitarrista Jackson, y a su izquierda por el carismático Tony Sanahan, que se hacía con la guitarra o ese teclado "Wurlitzer" dependiendo de la ocasión. "Si respiramos este sonido, podemos absorverlo...¡Es sólo una idea!", bromeaba Smith sobre las particularidades acústicas del recinto. Benditas cuerdas vocales las suyas. Benditas interpretaciones líricas. "Siempre he amado los libros desde pequeña", señaló Patti en referencia a una de sus necesidades vitales. Entonces, recitó "Hell" de Allen Ginsberg. Se nos ponían los pelos de punta. Jackson bromeaba invitándola a cantar el "shiki-shiki". ¿Será fan de Rodolfo Chiquilikuatre? "Perdónenme, estoy pensando en Lorca y mi hijo me habla de shiki-siki". Cantó al poeta granadino, con sus preciosos ojos a punto de estallar, y, de seguido, improvisó una letra sobre su estancia de tres días en la capital, destacando las nubes de Madrid. Ella dice que son únicas. Habrá que analizarlas detenidamente.

 

La actuación de Patti Smith, a medio camino entre un concierto y un recital, continúo con "In my blakean year" , un canto a la libertad espiritual. "Acoge todo lo que te da miedo, para que la alegría venza toda desesperación", señalaba este himno luminoso. Hubo dedicatorias para dar y tomar. Una de ellas, "¡Oh, mum!". El recuerdo a su madre tuvo un guiñó muy especial hacia su hijo. Mirándole, dejó caer un "Then I have you...". Su gran pasión por el "Guernika" de Picasso inspiró "The Geometry blink ruin unimaginable" (La geometría pestañeó el desastre inimaginable), composición que comenzó en Madrid sentada frente al cuadro, dentro del Museo Reina Sofía, y que acabó en un rincón de Paris, desconociendo que estaba junto al estudio donde el artista español pintó una de sus obras maestras. La comunión de Smith con el público era total. Ni siquiera llevábamos una hora de espectáculo. "Peacable Kindgom" o "The Writer´s Song", una loa a los escritores, siguieron demostrando el poderío comunicativo de Smith. Con su melena característica, un conjunto de pantalón y chaqueta negra, blusa blanca y las botas de siempre.

 

Patti Smith junto a su hijo Jackson

Los éxitos de siempre enloquecieron al público

Como, según Patti, la noche estaba hecha para los amantes de los libros, surgieron los primeros acordes de "Because the Night". El público enloqueció. Todos nos pusimos de pie, haciendo palmas y la venerada artista quiso escuchar al coro multitudinario, poniendo su micro a nuestra disposición. Bajo a la primera fila. Hasta le regalaron una rosa. Volvió al lugar de los hechos tras una despedida poco convincente, regaló un momento histórico al interpretar "Dancing Barefoot"  y puso la guinda con el inolvidable "People have the power". A su inconfundible poderío musical es obligatorio sumar la humanidad que le caracteriza. Sin ninguna prisa, avanzó por el pasillo central y se perdió tras las columnas para mirar las caras de aquellos seguidores que apenas podía visualizar el escenario. Hora y cuarto de ensueño. Vuelve pronto, Patti.      

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