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David Otero: "Todas las canciones que he reflotado las siento muy mías"

El artista madrileño ha obtenido el disco de platino con el single ‘Una foto en blanco y negro', una versión junto a Taburete que se incluye en el disco ‘Otero y yo'.

Archivado en: entrevistas, música, David Otero

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F. Q. Soriano
20/11/2020 - 07:27

Decía el tango de Carlos Gardel "que veinte años no es nada". En pleno 2020, con todas sus peculiaridades, cualquiera puede poner en tela de juicio esa frase, sobre todo si esas dos décadas incluyen años tan intensos como este. Pero, al margen de la pandemia, David Otero recordará 2020 con un punto de alegría, gracias a la publicación de un nuevo y aclamado disco, ‘Otero y yo', además del estreno en el mundo editorial con ‘Precipicio al mar'.

El primer volumen de ‘Otero y yo' salió en abril. Unos meses después, ¿qué balance haces?

Estoy muy contento porque cuando empezamos en este proyecto, como en cualquier salto al vacío, no tienes idea de cómo va a resultar y hacia dónde va a evolucionar todo, hay muchos miedos e inseguridades. Lo bonito es que está todo yendo mejor de lo que hubiéramos soñado, pero también tengo los pies en el suelo y la cabeza fría porque tenemos en cuenta que la música es una carrera de fondo, quiero estar aquí mucho tiempo. No me olvido de lo que llevo andado, con sus momentos mejores y otros peores.

Veinte años, decenas de canciones... Imagino que hacer una selección de temas para este álbum habrá sido complicado.

Ha sido muy difícil pero tenía una cosa clara: las canciones que reflotaba, al menos las de El Canto del Loco, las sentía muy mías, que habían salido de mi habitación, componiendo y tocando para luego convertirse en el local de ensayo en los temas que han formado parte de la vida de tanta gente. Estoy muy contento de haber participado en esas experiencias tan bonitas, de haberlas dado una segunda vida y que la gente las tome tan suyas. Lo que más me gusta de este proyecto es que estas canciones han llegado ahora a gente que no las conocía y que de repente las ha descubierto. El otro día, mi hijo, que tiene 7 años, llegó del colegio y me dijo que la canción favorita de un amigo suyo es ‘Una foto en blanco y negro'.

"Las críticas que sufre taburete me recuerdan a las de El Canto del Loco" 

¿Cómo es ese proceso de descubrir una vía para reinterpretar una canción?
Si te vas al plano más sencillo, lo único que hemos hecho es cantar de nuevo canciones que nos encantan. Hay veces que le damos muchísimas vueltas y le dedicamos mucha intensidad a lo que hacemos, y a mí me ha pasado en este proyecto, tenía miedo de que no gustara porque estos temas han formado parte de la vida de tanta gente, de hecho hay personas a quienes les ha sentado mal que hiciera una versión de una canción mía, también es respetable. Pero el motivo principal de hacer todo esto es cantar canciones que nos encantan, no ha habido otro porqué. Cuando las cosas tienen un corazón tan firme, llegan de otra manera, no hay nada impostado. Si una discográfica me hubiese planteado, por ejemplo, hacer un disco de reguetón, no tendría ese gusto, a mí me gusta hacer pop. Esa ha sido la base de la construcción de este proyecto. ¿Por qué no voy a sacar estas versiones? Dani (Martín) también las está sacando y me parece muy bien, yo no voy a dejar de hacerlo porque en su día no las pusiera voz. Qué más da, al final la esencia y el origen tienen que ver.

En el álbum hay colaboraciones de artistas como Cepeda, Funambulista o Taburete. ¿Cómo surge la idea de que una canción sea versionada junto a un grupo determinado?

Hay algunas cartas que ya estaban repartidas: Bely Basarte había cantado conmigo ‘Buscando el sol' en algunos conciertos; y Funambulista compuso junto a mí ‘Aire'. Cuando pensaba en Taburete y les veía con todo lo bueno y las dificultades que ellos tienen, porque sufren muchísima crítica, les dan mucha caña, sé que lo pasan mal y tienen callo, me acordé de nuestra etapa en El Canto del Loco cuando los ‘puretas' del rock nos pegaban palos porque éramos un grupo de fans y de adolescentes. Las críticas baratas que ellos sufren me recuerdan mucho a las nuestras y veía muy lógico hacer una canción de El Canto del Loco con ellos, en parte por reivindicación de lo que habíamos sufrido y de cómo sigue pasando algo parecido de generación en generación en otros contextos diferentes. Cepeda era muy fan de ‘Tal como eres', la cantaba en sus conciertos... Una detrás de otra, hemos buscado una excusa lógica y un porqué rotundo a la hora de hacer las canciones con unos y con otros.

En tu carrera se ve una evolución en los sonidos hacia un toque más maduro. ¿Te apetece explorar algún género diferente?
Creo que al tu estética personal, tu gusto, donde sientes que tu voz brilla y tiene una identidad más allá de estar cantando a capela, al final lo que hacemos es dotarle de vestimenta, la voz está en pelotas y la podemos vestir de diferentes estilos. ¿Me pondría de rapero? Vale, sería un disfraz. Pero, ¿saldrías a la calle? Podría hacerlo, he hecho canciones que tienen tintes más de hip-hop o de hard rock. Sin embargo, me levanto cada día y me pongo unos vaqueros, unas zapatillas y una sudadera, y ese soy yo. Con la música pasa algo parecido. A la voz le pones un bajo, una batería y unos guitarras, haces unos coros y unas armonías; al final eres tú el que está ahí detrás, por eso coproduzco las canciones, para decidir hacia dónde vamos y si le ponemos un rollo más ochentero, más moderno o más clásico. Esa es un poco mi idea.

"Siempre he sentido que tenía capacidad de poder contar algo a través de un texto" 

Queda poco para que acabe este 2020, un año que tú vas a recordar, a pesar de todo lo que está sucediendo, con aspectos positivos, porque aparte de este disco también has publicado un libro, ‘Precipicio al mar'. ¿Tienes pensado seguir profundizando en esa faceta literaria?

Ha sido una experiencia alucinante, reconozco que he dado con una persona que me ha colocado en la situación idónea para escribir. Me he pasado muchos meses escribiendo, he tenido la suerte de de no tener que contar con nadie para plasmar lo que yo quería decir y todo el libro surge de mi puño y letra, por supuesto, consensuado, corregido y estructurado con Gonzalo Albert, que además de ser mi editor es un gran amigo, he podido encerrarme para escribir para contar las historias como yo las veía. Siempre he sentido que tenía esa capacidad de poder contar en una carta o en un texto algo que me pasaba, argumentar bien esas emociones y esos sentimientos. Es un proceso que he disfrutado mucho pero que tiene su momento especial, tengo que sentirlo. Tardé mucho tiempo en decirle a Gonzalo que estaba preparado para escribir y me pasará lo mismo con el siguiente que haga, que creo que sí que lo haré.

El periodo de confinamiento ha servido a algunos artistas para tener el tiempo suficiente de componer con tranquilidad. Otros, en cambio, confiesan que les ha sido imposible abstraerse de esta realidad complicada y que no han podido crear. Particularmente, ¿cómo has vivido la cuarentena?

He vivido una época de no querer coger la guitarra y sentarme sin hacer nada, pero cuando hemos empezado a salir he sentido una explosión, de hecho estoy componiendo prácticamente a diario, para mí y para otros artistas, haciendo muchas letras y melodías, arreglando canciones, voy a producir discos de otros...Estoy en una época muy productiva, pero cuando comenzó el confinamiento no me apetecía hacer nada. Lo sentía así y, como esto no se puede forzar, es completamente orgánico, es similar a una mata de tomates, lo da cuando lo da, si salen en verano y quieres que te los dé en invierno, no va a suceder. Este proceso es igual.

¿Cómo sigue adelante un artista en el día a día sin poder disfrutar del directo, de sentir cerca al público?
hacer una entrevista, charlar de tu proyecto, que te den un rato para contar lo que uno siente, hacer un concierto online, componer con otros artistas... Aunque sea de una forma abstracta, porque no sabe cuándo, uno sabe que ese trabajo llegará al público, aunque sea a uno o a tres. Te estás comunicando con el público con una distancia temporal, es poner una máquina del tiempo a funcionar esperando que esa canción vea la luz y le alegre la vida a alguien.

 

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