El mallorquín, quinto expulsado de esta edición, cuenta a GENTE su experiencia en el 'talent show'. Uno de los concursantes con más notoriedad en redes, desmiente la imagen de "rival de jurado" que se ha intentado construir
Archivado en: Operación Triunfo, Ricky Merino, OT, TVE, Academia
Alberto Escribano
22/12/2017 - 16:00
Con un éxito de audiencia y repercusión social que muy pocos habían vaticinado, el regreso de Operación Triunfo a TVE se ha convertido ya en uno de los programas revelación de la temporada, hasta el punto de que son ya muchos quienes comparan esta edición con el fenómeno fan que supuso la primera, hace más de tres lustros.
Con estos ingredientes, GENTE entrevistó la semana pasada a Ricky Merino, quinto expulsado de esta edición y uno de los concursantes más mediáticos tras su salida de la Academia. "Operación Triunfo es como meterte en un universo paralelo en el que el tiempo vuela, pero va lento", cuenta.
Sobre lo mejor de sus seis semanas dentro, Ricky admite que se queda con poder "ver sobre el escenario el trabajo que haces durante los siete días anteriores. Las galas son un subidón de adrenalina bestial", añade.
Durante la charla hablamos también sobre su vuelta a la realidad de la calle, al contacto con la gente, y sobre las consecuencias que en cada uno de ellos tiene el hecho de que ahora hayan dejado de ser personas anónimas. "Está siendo todo muy cómodo y a la vez muy raro. Yo sigo siendo el mismo y cuando alguien me para por la calle me presento sin pensar en que ellos ya me conocen", dice.
El acierto de las redes
Si en algo coinciden muchas opiniones es que uno de los grandes aciertos de esta edición, además del casting, es el uso que tanto el programa como los concursantes están haciendo de las redes sociales. Desde dentro, ellos mismos manejan sus perfiles, aunque no tienen acceso a la reacción de sus seguidores. "Instagram era como una liberación y un entretenimiento", reconoce.
También hay tiempo para hablar del éxito inesperado, que ni los concursantes, ni el público, ni seguramente la organización, habían imaginado. "En la Academia nos olíamos que OT estaba funcionando y ahora, tras la multitud que fue a las firmas de discos, los concursantes ya tienen la certeza de ello", explica.
Quería ser actor
Con experiencia profesional en la música, lo que Ricky siempre quiso fue dedicarse al mundo del cine y la televisión. "Quise ser actor, pero mi padre se negó, así que estudié Comunicación Audiovisual para poder hacer guiones y otras cosas relacionadas", cuenta.
Sobre sus favoritos, tanto en esta edición como en la primera, nuestro protagonista no tiene demasiadas dudas. Natural de Mallorca, la elección de su preferida de aquel lejano 2001 parecía clara. "Chenoa me encantaba, iba a buscarla al aeropuerto, iba a los conciertos, hacía cola...", recuerda. Y de los compañeros de su edición se queda con varios nombres. "A nivel humano elijo a Mimi, con quien he tenido mucha relación desde los castings, y ahora también con Roi, aunque nos llevamos todos muy bien". Si tiene en cuenta el nivel vocal, su apuesta es clara: "Creo que todos nos hacemos a la idea de que Amaia va a ser la ganadora. Si no es ella será Aitana, y creo que Alfred también estará ahí", explica.
Sobre su futuro, lo tiene claro. "Nunca he sido de esperar a que alguien me llame.
Seguiré trabajando, escribiendo y grabando", finaliza.
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