El cáncer de mama de Esperanza Aguirre recuerda la importancia de la realización periódica de mamografías. El 19'4 por ciento de las madrileñas no se hace la prueba por miedo al diagnóstico
Archivado en: Cáncer, prevención
gentedigital.es/ Liliana Pellicer
25/2/2011 - 13:15
No es política ni famosa, pero también está enferma. "Tengo claro que voy a ser una enferma de cáncer toda mi vida", asegura Carmen mientras toca su nuca descubierta. "Han pasado varios meses y todavía no me ha crecido el pelo del todo", aclara esta madrileña de 57 años y, con una amplia sonrisa, añade: "Pero la guerra contra el cáncer de mama ya está ganada, ganada desde el primer día".
Cirugía, radioterapia y quimioterapia son, entre otros, los tratamientos que han conseguido que el cáncer no sea una condena a muerte. En España se diagnostican cada año 22.000 nuevos casos de cáncer de mama, una patología que, gracias a los programas de detección precoz y a los avances en el diagnóstico y tratamiento, no es mortal en la mayoría de los casos. "Las estadísticas globales indican que más del 90 por ciento pueden curarse dependiendo del estadio de la enfermedad", asegura Javier Puente, oncólogo de la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc).
En la Comunidad, la tasa de supervivencia al cáncer de mama se ha ido incrementando desde hace años y, actualmente, 87% de las pacientes de cáncer de mama tratadas en los hospitales madrileños supera los cinco años de supervivencia tras el diagnóstico. En el caso de los tumores detectados en fases iniciales, el 95% sobrevive diez años después del diagnóstico.
Por ello, oncólogos como Javier Puente recomiendan una mamografía anual a partir de los 50 años. Existe cierta controversia entre las comunidades sobre el momento en el que comenzar las revisiones y si hacerlas cada dos años o anualmente.
La Comunidad cuenta con el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama, o Deprecam, que ofrece a las madrileñas de entre 50 y 69 años la posibilidad de realizarse una mamografía cada dos años, recibiendo de forma inmediata el resultado. En caso de encontrar un posible tumor, el programa se encarga de hacer nuevas pruebas o envía el caso rápidamente al hospital de referencia de la paciente.
Lo cierto es que cada caso es distinto y depende de las características de la mujer. Así, si una persona tiene antecedentes familiares, las mamografías, o ecografías, deben realizarse antes.
DIAGNÓSTICO PRECOZ
Sobre lo que hay unanimidad es sobre la importancia de la mamografía. "Los grandes estudios epidemiológicos coinciden en que la mamografía reduce la muerte por cáncer", añade este especialista. Sin embargo, el 19,4% de las mujeres madrileñas en edad de riesgo todavía no acude a la revisión periódica del cáncer de mama, según un estudio del Observatorio del Cáncer de la Aecc.
El estudio indica que, aunque ocho de cada diez mujeres en edad de riesgo se hacen la prueba, la frecuencia, el predeterminismo, el miedo al diagnóstico, el factor incómodo y doloroso de la mamografía, la eficacia de la propia prueba diagnóstica o la falta de consenso sobre la periodicidad y la edad de inicio son las principales excusas que argumenta el 20 por ciento restante para no realizarse las mamografías.
Estas cifras no son homogéneas en todo el territorio nacional. Así, mientras que en Extremadura y Castilla y León el 20 por ciento de las mujeres no participan en este tipo de programas, otras comunidades como País Vasco y Navarra están por debajo del 10 por ciento.
Otros métodos complementarios a la mamografía son la exploración física, realizada periódicamente por el médico o por la propia mujer. Esta técnica fue fundamental en el caso de Silvia. Se notó un "bultito" cuando tenía 35 años y esa autoexploración pudo salvarle la vida. Sin embargo, según datos de la Aecc, la mamografía permite detectar el 90 por ciento de los tumores y el examen físico solamente un 50 por ciento.
Además de la detección precoz, existe un gran debate sobre si la alimentación puede jugar un factor importante en la prevención. Javier Puente señala que, aunque no existen estudios serios al respecto, "parece que el exceso de peso puede favorecerlo". La Asociación de Cáncer de Mama de Madrid lo tiene más claro. "Quizá no sea la única causa de la enfermedad, pero una buena nutrición, la práctica regular de deporte una hora tres veces por semana, y el control del estrés y las emociones son factores positivos".
EL OPTIMISMO INFLUYE
"Fue el peor momento de mi vida". Silvia recuerda el día en que le diagnosticaron cáncer de mamá tan sólo un año después de la muerte de su hermana por la misma enfermedad. "Yo creía que me moría, acababa de enterrar a mi hermana y me encontraba en su misma situación", explica este miembro de la Asociación de Cáncer de Mama de Madrid (ASCAMMA).
A pesar de conocer de cerca la enfermedad, no podía deshacerse de la sensación de desorientación. "Era una duda con patas. Dudas que no siempre pueden ayudarte a despejar los médicos", recuerda.
El tipo de tratamientos, cómo afrontar los efectos secundarios, cómo maquillarse para disimular el impacto de la quimioterapia o cómo comunicar la noticia a la familia son sólo algunos de los interrogantes a los que se enfrentan estos enfermos, para los que es muy importante mantener el estado anímico.
SIN RELACIÓN BIOLÓGICA
"No sabemos si el estado de ánimo influye a nivel biológico en el desarrollo del cáncer", explica el oncólogo Javier Puente. "Sí sabemos a ciencia cierta que influye a la hora de afrontar la enfermedad. Las personas optimistas cumplen más fácilmente con los tratamientos, lo que aumenta sus posibilidades de recuperación", asegura.
En estas enfermedades, cuyos tratamientos suelen ser largos y, en ocasiones, llevan aparejados largos periodos de baja laboral, es fundamental mantener la actividad diaria. "Tienes que levantarte de la cama, darte una ducha, mirarte al espejo y decirte: 'esta sigo siendo yo', aunque luego te pases todo el día en el sofá", aconseja Carmen, que recuerda que durante su año de baja, sus ocho ciclos de quimioterapia y sus treinta sesiones de radioterapia, no dejó de salir a la calle ni un sólo día.
Las asociaciones coinciden en que compartir la experiencia con otras mujeres es fundamental para afrontar el tratamiento. "Te llaman por teléfono y, aunque quizás no vuelvas a saber nada de esa persona, hablas durante una hora, tranquilizas, cuentas tu experiencia y eso les da fuerza", comenta Carmen. Su asociación, ASCAMMA, cuenta con dos teléfonos (91 125 01 50 y 687 382 067) a los que los afectados pueden recurrir.
Además de las dudas y afrontar el día a día, los enfermos de cáncer atraviesan otros problemas fruto, en parte, "de que somos números en una sociedad de empresas", analiza Carmen.
Así, según ASCAMMA, las personas que pasan por una enfermedad de estas características se arriesgan a perder su empleo si tienen un contrato temporal o de obra, deben pagar seguros de vida altos si desean conseguir una hipoteca, tienen dificultades a la hora de adoptar y pueden encontrarse con la incomprensión de familia y amigos. No siempre es así.
"Sabía lo que era esta enfermedad y lo mal que lo pasé tras la muerte de mi hermana", asegura Silvia. Por ello, después de ser diagnosticada, le pidió a su novio, con el que llevaba saliendo unos pocos meses, que la dejara. Él no hizo caso y hoy es su marido.
ESTUDIO SOBRE EL IMPACTO DEL DEPORTE
Doscientas mujeres con cáncer de mama participarán en un estudio para determinar los beneficios del ejercicio físico para combatir los efectos de la enfermedad. Durante los 4 años de duración de este proyecto, investigadores de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, INEF, de Universidad Politécnica valorarán el impacto que un programa de ejercicio físico supervisado puede generar en este colectivo, gracias a un acuerdo firmado con la asociación ASCAMMA, que resalta que existen pocos estudios científicos en España sobre este tema.
Los investigadores mantienen la hipótesis de que la actividad física mejorará notablemente la calidad de vida de estas mujeres. En este sentido, se medirán variables de tipo fisiológico junto con otras de carácter psicológico y social. El proyecto se ha inspirado en una iniciativa canadiense, donde un grupo de mujeres afectadas de cáncer de mama participan en actividades de embarcación a remo, como metáfora de su lucha contra la enfermedad.
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