La comunidad del número 4 de la plaza de Santa Ana lleva tres veranos soportando el bullicio originado por la presencia de músicos callejeros, quienes tocan de día y de noche bajo sus ventanas. Desde entonces, los vecinos se han servido de todo tipo de iniciativas para acabar con tal molesto problema, pero no han surtido efecto. Por ello, muchos han tirado la toalla marchándose del barrio.
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gentedigital.es/Alexandra
10/9/2010 - 14:13
"Es un acoso constante. Tengo una niña pequeña y no puede dormir. Yo ya estoy buscando piso, como el vecino del primero", dice David, residente en el quinto. Mientras, otra inquilina sale y susurra "siempre estamos con lo mismo".
AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA
David señala a los empresarios como los únicos responsables de esta situación. "La culpa no es de los músicos, sino de los propietarios y camareros, muchos de ellos amiguetes que ignoran su presencia dejándoles pedir mendicidad a sus clientes", denuncia. El vecino, que trabaja en un restaurante cercano, afirma no dejar tocar a nadie. "Hay una regulación que lo prohíbe en los veladores y espacios públicos", apunta David.
Por su parte Tatiana, camarera del bar contiguo al número 4, lejos de discutir las palabras del vecino también cree poco oportuna la presencia de estos individuos. "Estropean la imagen del centro y son un auténtico agobio", critíca Tatiana.
El caso es que en opinión de David y para disgusto de su portal, parece que estos músicos callejeros no abandonarán la plaza en mucho tiempo. "Los incondicionales del acordeón han llegado a sacar entre 600 y 700 euros por día tocando en las terrazas", dice.
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