La asociación vecinal dice que sufren el efecto negativo del incivismo de parte de los inquilinos. Acusa a la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) de falta de control.
Archivado en: Ensanche de Barajas
Miguel Hernández
21/2/2019 - 16:20
El sueño de toda su vida, comprarse un piso en una zona residencial de la capital, empezó a convertirse en una amarga pesadilla en octubre de 2016. Las hasta entonces viviendas públicas construidas por la EMVS en régimen de compra que estaban vacías en el Ensanche de Barajas (situadas en la Playa de San Juan) comenzarse a llenarse, sin previo aviso y de un día para otro, de inquilinos, la mayor parte beneficiarios de alquileres sociales fruto del cambio de normativa aprobado por el equipo de Gobierno de Manuela Carmena con el apoyo del PSOE.
La concentración de este tipo de población "sin ningún control ni seguimiento municipal" y el incivismo de un sector de los arrendatarios, explican desde la Asociación de Vecinos Ensanche de Barajas, devino en la aparición de unos problemas que, más de dos años después, siguen sin resolverse y que afectan seriamente a la convivencia. Los representantes de este colectivo enumeran de memoria y de carrerilla una larga lista de ellos: excrementos de animales en ascensores, ruido, basura en las zonas comunes, daños en fachadas, ataques de perros, casos de violencia de género, vecinos con síndrome de Diógenes, muebles en los aparcamientos, okupaciones, realquiler ilegal de habitaciones, amenazas, pintadas en paredes y elevadores, robos en y de coches, barandillas arrancadas, plagas de cucarachas, etc... "Nos hemos llegado a encontrar hasta una rata muerta al salir de casa", añaden.
REACCIÓN VECINAL
"Estamos en contacto permanente con la EMVS, los mediadores vecinales que tuvo que poner la propia EMVS y con los Servicios Sociales de la Junta Municipal para hacerles llegar nuestras quejas. Si no, sería como una ciudad sin ley", subrayan. La única solución, a su juicio, pasa por revertir el cambio de régimen y que los pisos sean otra vez de compra, tal y como se promocionaron en la anterior legislatura. "Hemos querido saber el porcentaje de inquilinos, pero se nos han negado los datos. Pensamos que tenemos un 70%. Tiraremos como podamos, no tenemos otra que defender nuestras casas", concluyen.
Otra vecina que prefiere mantener el anonimato, en cambio, considera que "no hay tanto conflicto social", aunque sí reconoce "mucha tensión", entre propietarios e inquilinos. Además, acusa a la EMVS de impedir, con su voto negativo, el mantenimiento en determinadas comunidades de residentes.
MÁS INTERVENCIÓN Y MÁS VIGILANCIA
El grupo municipal socialista planteó en una iniciativa aprobada en el Pleno de Barajas de diciembre la necesidad de que la EMVS reforzara el actual servicio de intermediación e incrementara la seguridad en las promociones del Ensanche de Barajas, así como que investigara los casos de subarriendo de pisos y habitaciones públicas. "El error ha sido que no se ha tenido en cuenta equilibrar los grupos de población, con algo más de alquiler normal y vivienda joven", critica la concejala del PSOE, Mercedes González.
Como respuesta a estas peticiones, la EMVS considera suficiente el número de mediadores y vigilantes que desarrollan su trabajo en este barrio por lo que no contempla aumentar estos servicios.
En cuanto a la posibilidad de alquileres ilegales, aseguran que el organismo municipal "dentro de sus actuaciones tanto ordinarias como excepcionales, fruto de comprobaciones, y ante denuncias o sospechas, estudia, inspecciona e interviene para resolver en su caso, incluso judicialmente los posibles casos de subarriendo que puedan producirse". "Así se viene actuando e informando en los consejos de administración", concluyen.
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