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Décimo aniversario 11-M

“No puedo perdonar y me niego a olvidar”

Mónica Sánchez, que iba en uno de los trenes siniestrados, cuenta su propia experiencia. Las autoridades municipales y los vecinos preparan actos para recordar a las víctimas del atentado.

Archivado en: 11-M, Décimo aniversario, Santa Eugenia, El Pozo

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gentedigital.es/Miguel Hernández
07/3/2014 - 12:26

La triste mañana del 11 de marzo de 2004 marcó para siempre la historia de dos humildes barrios vallecanos, El Pozo del Tío Raimundo y Santa Eugenia, que sufrieron en sus propias carnes los efectos de la barbarie terrorista. En sus estaciones de Cercanías, en los vagones siniestrados, murieron 83 de las 192 víctimas. Y miles de personas no perdieron la vida, pero para ellas cambió para siempre.

Mónica Sánchez, que iba en uno de los trenes que explotó en la estación de Atocha, cuenta en GENTE su propia experiencia con motivo del décimo aniversario del suceso. En aquel entonces, tenía 28 años, estuvo en coma tres meses, perdió un oído y la mitad del otro, y después de un sinfín de operaciones su cuerpo quedó marcado de cicatrices. Como resultado, una minusvalía sensorial del 63 por ciento que le supuso la jubilación a tan corta edad. Ahora vive en Tenerife, una ciudad que no tiene tren, algo que le ha ayudado a llevar mejor su situación. En la actualidad, es miembro de la Asociación 11-M Víctimas del_Terrorismo. "Como todas las mañanas, iba de pie y esperaba sentarme en Atocha. Noté que el tren se balanceaba, un pitido en los oídos, vi todo gris y que saltaba por los aires la parte derecha del vagón. Me caían cosas encima y traté de taparme la cara con las manos. A partir de ahí sabía que estaba en el suelo que necesita ayuda, pero nada más. Cuando me desperté, dolorida, estaba en el hospital y me tuvieron que explicar que pasó", relata. "Le debo la vida a las personas que murieron allí y que me hicieron de escudo humano. Ese día volví a nacer", añade.

"Pienso que no podemos permitir que nadie olvide lo que ocurrió. Yo no puedo perdonar y me niego a olvidar. Habrá quién piense que el calvario se acaba cuando te indemnizan. Yo quiero mi vida, mi cuerpo y oír como lo hacía antes, y volver a dormir una noche entera que todavía no lo he conseguido", explica Mónica.

"Nunca entiendes porqué lo hicieron. Primero lo tratas de asimilar, aceptarlo y luego convivir con ello, porque no vuelves a ser la misma persona ni física ni mentalmente", concluye.

Gabriel del Puerto, presidente de la Asociación de Vecinos El Pozo, asegura que el barrio se volcó con las víctimas y se sigue volcando 10 años después. "Salimos a calle a acompañar a las familias para que no se olvide lo que pasó y se mantenga en la memoria y no se vuelva a repetir". Una vecina de Santa Eugenia recuerda que su barrio estuvo en silencio casi 10 días después del atentado.

Los monumentos levantados junto a la estaciones de Santa Eugenia y El Pozo serán el escenario de varios actos de homenaje el 11 de marzo. En el primero, tendrá lugar una ofrenda floral a las 18 horas, y en el segundo la actuación de la coral Vallekanta a las 19:30.

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