El Mercado de Chamartín cumple medio siglo de vida conservando puestos inaugurados en 1962, como el de la familia Ollero. Atrás queda el frío y la falta de clientela de sus comienzos.
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gentedigital.es/P.Costa
01/2/2013 - 07:14
Su primer recuerdo del mercado, su primera sensación, fue de frío. Javier Ollero tenía entonces doce años y su padre acababa de inaugurar un puesto de alimentos congelados en el Mercado de Chamartín, que ahora cumple el medio siglo de vida y que todavía conserva este local familiar que lleva su nombre en el número sesenta. No había puertas, sólo unas rejas, "era algo así como un mercado ambulante dentro de uno municipal, una lucha contra todo", tanto para Emiliano como para el resto de comerciantes. En los alrededores sólo existían solares y había que hacer clientela, esperar a que el barrio creciese y a que algún autobús más se dejase ver. "Fueron años muy duros", confiesa Ollero, ahora presidente de la Federación de Comercio Agrupado y Mercados de la Comunidad de Madrid (COCAM). 110 negocios se atrevieron a dar los primeros pasos de este mercado municipal, que ahora cuenta con más de 70 tras la ampliación de varios de ellos, incorporando además algunos recientes e innovadores como 'La Ruta de las Especias'.
Desde 1979, tal y como apunta Ollero, el Mercado de Chamartín ha experimentado continuas remodelaciones, la última siete años atrás, con la instalación de ascensores y la modificación de la fachada, que antes era de ladrillo. Atrás quedó también el suelo de adoquines y otras características más propias del año de construcción de esta obra municipal, 1962.
Ahora, pensando a largo plazo, el presidente de COCAM apuesta por "las relaciones sociales", por la organización de conciertos, presentaciones de libros y otras actividades culturales que ayuden a dinamizar el espacio, alejándose de sorteos, rifas y otro tipo de promociones tradicionales de los mercados. Todo ello sin dejar de ofrecer "una alimentación tradicional, aunque permanezcamos abiertos a otras novedades. Tampoco se debe desatender la confianza del consumidor, la cercanía o la competencia en su interior", matiza.
Para Ollero, la obligación de un mercado como el de Chamartín reside en permanecer en constante mejora, atendiendo a un cliente "que invierte, no gasta. Una persona que no se deja llevar por ofertas, que compra la cantidad que necesita", un cliente cada vez más joven, que recupera el hábito de comprar en el mercado, especialmente los fines de semana y con los hijos.
Al lado de otros establecimientos emblemáticos como 'Carnes Cesáreo Gómez', creado en 1964; o el 'Afilador-cuchillería Jorge', abierto dos años antes, hace sólo unos 18 meses se instaló 'La Ruta de las Especias', atendido por Carolina Mengod en los números 84 y 85 del mercado, especializado en productos mallorquines. "Lo que más me gusta de este sitio es el ambiente, el compañerismo y el cliente fiel que viene a comprar cada día", confiesa.
Paseando por el Mercado de Chamartín una mañana cualquiera, nos encontramos un mercado vivo "y de prestigio", como lo define Javier Ollero. Luis, de 89 años, lee atento su lista de la compra a pie de mostrador, en su frutería de siempre. "Hago la compra desde que mi mujer se puso mala, y vengo aquí porque este es nuestro mercado de toda la vida. Todavía recuerdo los solares que había antes, los pastores con sus ovejas...", comenta. En otro puesto cercano nos encontramos a Angelines, de 80 años. "Soy de ideas fijas y voy siempre a los mismos puestos porque me conocen y me atienden muy bien". Blanca, de 45 años, recuerda venir al mercado desde niña; aunque más nuevo resulta todo para Yoon, de 41, natural de Corea del Sur pero residente en Madrid desde hace más de una década. "Vengo porque este es el mercado de mis suegros de toda la vida".
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