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Un amigo de León

Sin una perra en San Juan

No es que esto venga de ahora, hace muchos años que los chavales suspirábamos por tener unas monedas o un amigo con negocio en el que poner un cartel de circo o teatro y que le dieran entradas gratis, para la primera sesión. Al no proliferar el dinero se agudizaba el ingenio. Ahora se nota que estamos en fiestas por el número de personas que hay en la calle, pero la palma se la llevan las terrazas y los lugares de ocio juvenil.

Archivado en: Maximino Cañón, fiestas, empleo, paro,

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Maximino Cañón
28/6/2012 - 11:11

También proliferan los acontecimientos gratuitos para todos los públicos, cosa que me parece bien pues da realce a lo producido en casa y hace las delicias de los participantes en las diferentes actuaciones que las academias de baile proporcionan con sus pupilas en la plaza de S. Marcelo. Los jóvenes en edad de merecer echan de menos los grandes espectáculos pero es que cuando no hay... es que no hay, y menos para fiestas. Lo importante es que haga buen tiempo que entonces el éxito está garantizado. Atrás quedaron aquellos llenos en las múltiples sesiones de Circo y "Carne teatro" (esto último lo digo por que enseñaban mas carne que teatro).Los más "picantones" llegaban a hacer cuatro sesiones al día (eso sin reforma laboral), gracias a la gran afluencia que desde la provincia se volcaba para disfrutar con los cómicos (se decía) y de las coristas. Después estaban los bailes de Relumbrón en el desaparecido parque Infantil que normalmente servían para lucimiento de las llamadas "niñas bien" (me preguntaba porque se las llamaba así si algunas estaban muy mal) y para estreno de las jóvenes en bailes de verdad, eso sí, férreamente acompañadas por las conocidas carabinas que no descuidaban en ningún momento a las jóvenes custodiadas (no como hoy). Mientras unas bailaban las madres echaban cuentas de la posición del acompañante. El pertenecer una familia pudiente daba muchos puntos a la hora de emprender una relación. Cuantos amores se frustraron por egoísmos del momento. Por eso de mayor entendí la letra de una copla que escuche en alguna parte y que decía: "Cuando paso por tu puerta llevo pan y voy comiendo, "pa" que no diga tu madre que de hambre estoy muriendo". Pero después, muchas de aquellas pretenciosas, se quedaron pensando: Donde dije digo tenía que haber dicho Diego. ¿ Mecachis! Pues haber pedido "muete" .

 

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