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Apuntes de una alcaldesa

Cucos y críalos

Hace algunos días han llegado a tierras leonesas, procedentes de sus cuarteles de invierno en el continente africano, los críalos (Clamator glandarius) y los cucos (Cuculus canorus) y ya entrada la primavera empezamos a escuchar sus cantos de marcaje de territorio y cortejo por nuestros campos.

Archivado en: Ana Isabel Ferreras, Diario de una alcaldesa, Gradefes, cucos, críalos

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Ana Isabel Ferreras / alcaldesa de Gradefes
13/4/2012 - 01:10

Los cucos vienen para distribuirse por toda la provincia, mientras que los críalos evitan las zonas montañosas y El Bierzo. Ambas son aves de tamaño medio (30-40 cm). Al críalo es frecuente verlo volando entre arbustos en zonas abiertas y alimentándose en el suelo dando pequeños saltos y su reclamo es similar a una larga carcajada. Del cuco, sin embargo, es más fácil oír su característico canto ("cuu-cu") que verlo. Sin embargo, lo característico de ambas especies es su comportamiento reproductor, que las obliga a parasitar a otras aves.

Los críalos parasitan sólo los nidos de los córvidos (principalmente urracas y cornejas). El pollo del críalo nace antes que las crías de las especies que parasita y muestran una enorme voracidad lo que hace que se desarrollen antes que los polluelos de la especie que los alimenta y acaban con éstos bien por inanición o bien aplastándolos por la diferencia de peso.

Los cucos sin embargo, parasitan un mayor rango de especies de pequeños pájaros (hasta 100), principalmente petirrojos, carriceros y currucas; ponen un huevo en cada nido, retirando previamente uno de los que ya haya en el nido del huésped. La cría del cuco al nacer expulsa todos los huevos o crías de la especie hospedadora y es cebado por los padres adoptivos en una imagen grotesca por la diferencia de tamaño: un petirrojo o un carricero miden 13 o 14 cm frente a los 30 cm de su "impostor" polluelo.

Resumiendo, el parasitismo es una interacción biológica entre organismos de diferentes especies, en la que una de ellas (el "hospedador") ve mermada su aptitud reproductiva. La otra (el "parásito") se beneficia de la relación lo que se traduce en una mejora de su progenie.

Así, cual cucos y críalos, con la explosión de la primavera, han llegando también a nuestras tierras, algunos ambiciosos políticos para, tras los correspondientes despliegues de cantos y colores en los congresos provinciales, parasitar a los "confiados padres" de las pequeñas agrupaciones leonesas. Tras ellos su voraz progenie será alimentada durante años por los "engañados progenitores" en una imagen patética mientras los unos (las crías) crecerán y demandarán más y más alimento, y los otros, se afanarán en trabajar para mantener el nido. Todo ello en una perfecta interacción entre parásitos y huéspedes fruto de muchos años de co-evolución, que en el caso del hombre, parece no desea finalizar. ¡¡Así nos va!!

 

 

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