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Gente en León

apuntes de una alcaldesa

Otoño pajizo

No se qué pensarán ustedes pero a mi ya me está "asqueando" bastante este calorazo que estamos sufriendo. No recuerdo un otoño tan cálido, ni aunque me esfuerce en hacer memoria. A estas fechas de octubre y casi calzando de verano. A no ser por las mañanitas frescas que nos están regalando, yo diría que esto no es ni medio normal.

Archivado en: Otoño, Ana Isabel Ferreras, Gradefes

Ana Isabel Ferreras / alcaldesa de Gradefes
21/10/2011 - 01:01

Julio llegó y pasó alborotado con bastantes fríos; agosto tuvo su punto y se hizo querer, pero septiembre y octubre están haciendo que nos replanteemos el calendario.
¡Y luego decían que lo del cambio climático era una broma!. Esto, a pesar de algún primo, parece que va en serio aunque algunas "especies" estén revoloteando desubicadas.
Las moscas que casi no aparecieron ofendiendo en la cocina veraniega, ahora incordian obsesivamente sin querer salir de ella. Los mosquitos que casi no hundieron su apéndice alargado y tubular en nuestro pellejo, ahora deambulan como locos picoteando por doquier, mucho más que en una tarde agostera a la ribera. Y esos pequeños ejércitos de ágiles sifonápteros (pulgas), cabalgan entre el ganado y la cosecha dándose un verdadero festín.
Y quién tiene la culpa de todo esto?? El tiempo que se está volviendo loco y quiere ponernos a todos patas arriba. Que nos está privando con sus caprichos térmicos, de la belleza idílica del otoño, de esos largos paseos a ropa de medio abrigo, sintiendo el aire golpeando el rostro y azotando los sentidos, advirtiéndoles que se preparen a la llegada del invierno y dejándonos disfrutar al amor de una pequeña lumbre, de los frutos de la cosecha (nueces, castañas, avellanas...)
La entrada a Gradefes por la carretera de Cifuentes es un espectáculo en estas fechas. La hilera de chopos que adornan esos casi dos kilómetros entre uno y otro pueblo, parecen dar la bienvenida al viajero bajo el palio de sus ramas. En otoño, la variedad de colores es impresionante, dignos de ver y sentir. Pero este otoño es diferente. Los colores están apagados y secos, les falta el brillo y la limpieza de la lluvia.
O igual es que el tiempo también quiere manifestarse indignado con la crueldad de todos aquellos que de una forma u otra, han contribuido a engordar la crisis con sus excesos.
Cuidado con la naturaleza, ella no entiende de crisis pero sí de excesos

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