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con la venia señoría

La amistad no se agradece, se corresponde

Con motivo de celebrarse próximo domingo 30 de julio, el Día Internacional de la Amistad.

Archivado en: Manu Salamanca, la amistad no se agradece, se corresponde

Manu Salamanca
28/7/2023 - 03:30

Cuando tenemos un problema, parece que todo nuestro mundo se desmorona a nuestro alrededor. Sentimos de algún modo la imperiosa necesidad de apoyarnos en ese alguien con el que pudiéramos establecer un mínimo de contacto que nos fortalezca y reconforte. Quizá sea esa persona que dista mucho de nosotros y que sabe escucharnos. Su consuelo es el alivio eterno que nos sugiere sobre todo de esa ayuda, que tanta falta pudiera hacernos, sin duda.La amistad forma parte de ese necesitado cóctel del que en todo tiempo nos apresuramos a beber; es ese lazo invisible que nos une a otras personas. Es ese vínculo perfecto que tiene mucho de afecto y lealtad; son, sin duda, personas imprescindibles en nuestra vida. Una relación de iguales que nos otorga la satisfacción de compartir experiencias, nos hace sentir seguros y confiados sin ningún tipo de fisuras. Una de sus magníficas y bellas cualidades es la de entender y ser entendido. Esa es la verdadera amistad, la que se construye poco a poco y a base de dedicación y mucho esfuerzo. Escuchamos sus aclamaciones y consejos, ellos no nos juzgan, incluso tampoco nos dicen todo lo que solo queremos escuchar.Les confiamos nuestros secretos, nuestras inquietudes y desasosiegos, nuestros proyectos y hasta nuestros sueños. Les contagiamos nuestras risas y participamos nuestras alegrías. En mi opinión, una amistad no entiende de distancias, ni tan siquiera de horarios, mucho menos de fecha de caducidad. Siempre podremos basarnos en la empatía (es la capacidad de comprender y ponerse en la piel de la otra persona) quizá tal vez, hasta de sufrir y de alegrarse con ella. La relación sana y constructiva se tiene que cimentar en valores como la sinceridad, el afecto, la compresión, la entrega, la paciencia y toda la capacidad que pueda transformarse en el don de escuchar y saber perdonar. La coherencia, la flexibilidad, la generosidad y el agradecimiento, constituyen los pilares esenciales para una fuerte honestidad. Como condición de seres sociales que atribuimos a la hora de establecer relaciones, incluso de esos contactos esporádicos que nos pone en plena forma, nos aporta el nivel emocional que se inmiscuye en la satisfacción de nuestra condición tan dispuesta y energizante. Favorece nuestra autoestima, haciéndonos sentir la pertenencia a un determinado grupo, pero con el establecimiento de un compromiso pleno y determinante. "La amistad no debe agradecerse, sino corresponderse".

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