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Gente en León

con la venia señoría

Naturaleza efímera de la vida

Nuestro grandilocuente universo, tiene su forma de devolver el equilibrio natural de las cosas y según sus sabias y propias leyes, pero cuando las mismas se ven alteradas por extrañas paradojas y circunstancias, sobre todo, dan mucho que pensar desde luego.

Archivado en: Manu Salamanca, naturaleza efímera de la vida,

Manu Salamanca
14/7/2023 - 03:30

En una angustiosa era en la que se supone que el cambio climático se encuentra a niveles supuestamente preocupantes por todos esos desastres naturales que se suceden uno tras otro. Como en otro orden de cosas, la economía se colapsa y, supuestamente, nuestra inseparable contaminación vuelve a aumentar de manera considerable y la calidad del aire que respiramos. Por tanto, sigue siendo nociva para nuestra salud, seguimos utilizando (cada vez menos) mascarillas para respirar.
En una sociedad que se basa en la productividad y en un consumo atropellado, en la que todos corremos trece horas al día, persiguiendo no se sabe muy bien que, sin descanso, sin pausa, tratamos de avanzar hacia un fin específico muy determinado. Es una época en la que la crianza de los hijos en muchos casos, se vuelve incapaz de sostener cualquier hilo de esperanza hacia todo lo bueno y extraordinario que creemos los padres aportar, aun siendo otorgada como una básica y balsámica solución a todos sus problemas, que irrumpen nuestros aliados momentos de compensación comportamental y emocional. Nos vemos de repente buscando soluciones y, junto con otras alternativas, configuramos nuestro insaciable esquema que tan característico propone nuevos y esperanzados compromisos de alianza. Es esta una nueva dimensión en las que las relaciones interpersonales, la comunicación, la socialización, etc., se encuentran dentro del espacio virtual y de las redes sociales, afectándonos de lleno. Nos damos la falsa autoría de su ilusión de cercanía, quizá muy alejados de la pertinaz y solidaria coyuntura relacional, que se abraza a la distancia más patética ante la auténtica frialdad de su ausencia, que sí que pudiera llegar a rompernos el corazón.
Aunque nos sentimos almas libres, sin apenas ataduras y menos obligaciones, luchamos cada día por salvar nuestra propia afronta, nos acomoda una burbuja donde vivimos nuestros mejores sueños. Aun así, naufragamos en la encrucijada de un mar de dudas que nos llevará por un camino que parecerá no tener fin. Hemos de viajar por una senda intimista de seres abocados a una larga espera y, siempre en la búsqueda de la felicidad y del amor, nos bañamos de continuo en un gran romanticismo sensual, espiritual y de misterio, donde la soledad, la duda, el miedo, nuestra propia alegría, la tristeza y el desasosiego son de esas emociones y sentimientos que encontramos en nuestro caminar y en la "naturaleza efímera de la vida".

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