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Gente en León

De vez en cuando

Llega la hora de las municipales

Dos días, dos. Y a las urnas. Al ataque de la papeleta. Una jornada -la del domingo- que hasta el cierre de los colegios electores mantendrá a los candidatos con el corazón encogido. En un puño. Y hasta acelerado. A partir de las 8 de la tarde llegará la hora de la verdad. La de los sustos para unos y la de las algarabías para otros. Se romperán los precintos de las ‘cajas mágicas' y se iniciará el escrutinio. A partir de ahí, sálvese el que pueda.

Archivado en: Julio Cayón, Elecciones Municipales 28-M

Julio Cayón
26/5/2023 - 01:10

Pues bien, antes, mañana sábado, es día de reflexión. O así llaman a las veinticuatro horas previas a que el elector se acerque a la mesa de votaciones. Una majadería que en su momento alguien se sacó de la chistera para no se sabe qué. ¿Qué sentido tiene? Salvo excepciones muy excepcionales -aquí cabe la redundancia- ni reflexión, ni gaitas gallegas. Quien más y quien menos ya tiene decidida la ‘papela', y nadie se encierra consigo mismo en la chopera de La Candamia -por citar un entorno bucólico- cual si se tratara de un retiro espiritual franciscano.
Lo único positivo, si de esta forma puede definirse el asueto sabatino, es que los partidos y sus voceros más conspicuos -tómese como visibles - dejarán de dar la matraca. Y en León, de una u otra forma, la han venido dando hasta diez organizaciones, que son las que se presentan al Ayuntamiento de León. En ese abanico, que los cursis denominarían multicolor, hay de todo. Como en botica. No obstante, la mitad, por lo menos, no rascarán bola. Por donde vinieron tendrán que marchase. Con reflexión o sin ella.
Al margen de las encuestas serias -las chungas o cocinadas también se publicitan a favor de quien las encarga y hay incluso hasta quien se las cree-, en la noche del domingo se conocerá cuáles son las preferencias de los leoneses. Por dónde han ido los tiros durante los últimos cuatro años y cuál su valoración. Porque las elecciones no las deciden quienes siempre van a piñón fijo, aquellos cuya ideología no les permite ver el bosque de la realidad cotidiana. Los comicios se sustentan sobre quienes son capaces de discernir lo bueno de lo malo y votan con esa premisa por delante. En conciencia. De ahí que, muchas veces y la vista de lo acontecido durante los mandatos, cambien de opinión y otorguen su confianza en función de esa valoración.
De manera, que lo más deseable es que el domingo se vote en masa. Que la gente acuda a sus centros correspondientes y disponga, como mejor le parezca, del derecho de sufragio que le ampara la Constitución. Estamos en democracia. Dicen.

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