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Gente en León

Un amigo de León

Del mismo dolor

Hoy, no se si porque estamos en las verdaderas fiestas de León, o porque noto con fuerzas las ausencias, me siento depositario de amplios recuerdos de los que nos tocan la fibra. No he asistido a muchas de las actividades de las que han venido engrosando la vida estos días en León. Hoy me pide el cuerpo hablar de la medicina y de los que la llevan a cabo.

Archivado en: Maximino Cañón, dolor

Maximino Cañón
14/10/2022 - 04:40

Después de estas pinceladas de recuerdo y aprecio para los galenos, en toda su extensión, voy a ir al grano, si bien dedicadas totalmente al ejercicio de la misma, lo cual consistió en lo que voy a tratar de transmitir con el fin de que les produzca alguna sonrisa, en ese mundo de dolores y gravedades del cuerpo humano.
Los diagnósticos a veces no aclaran suficientemente lo que de ellos se desprende. En este caso, y experimentado en primera persona, me voy a referir a el doctor que me atendió en cierta ocasión el cual, además de ser amigo, prestaba sus servicios en una importante Mutua de Accidentes de Trabajo en la empresa con la que teníamos concertado sus servicios en lo referido a la cobertura de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. A lo que voy. Me levanté en un día de invierno con una tortícolis, la cual, además de causarme fuertes dolores de cabeza, me impedía mover la cabeza con libertad. Ante tal estado, me personé en el día y hora citado y, como él me estaba esperando, me dijo: "Vamos a ver qué te pasa". A lo que, debido a nuestra amistad, le dije sonriendo que tenía un fuerte dolor en el cuello cada vez que giraba la cabeza.
Sin decir palabra alguna me cogió la cabeza y, dándome un fuerte giro inesperado, pronuncié una exclamación de dolor, ante lo cual me dijo: "Tranquilo Maxi. Esto es del mismo dolor, cuanto se te quite el dolor te desaparecerá la molestia".
La verdad es que no me acuerdo si ante tal manifestación se me fue el dolor pero, lo que sí recuerdo es de la reflexión que me quedó ante tal diagnóstico que, desde luego, no me importó si tal manifestación tendría algún soporte científico o empírico pero, desde luego, era meridianamente claro el diagnóstico. A algunos galenos les recomiendo que "sonrían por favor", porque eso a veces cura sin medicamentos.
A los médicos, Carmen Caba-llero, Raúl Carbonell, así como a mi tocayo Maximino González.

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