Para hoy, viernes 6 de mayo, está prevista la voladura de las dos torres 'gemelas' de la que fuera térmica de La Robla y que en su día diera empleo a más de trescientos trabajadores. La famosa descarbonización ha acabado con uno de los pilares económicos más destacados de la provincia leonesa, un territorio que se ha ido empobreciendo a la velocidad estresante de un reloj de arena, aunque en esto del carbón se batieran récords desde que los socialistas alcanzaran el poder.
Archivado en: Julio Cayón, 'Torres gemelas' de la central térmica de La Robla, Luis Tudanca, Gobierno de Pedro Sánchez, minería
Julio Cayón
06/5/2022 - 01:10
Porque aquí, en esta España de sobresaltos y estupideces, somos más ecologistas que nadie y más tontos que nadie. La desaparición de la minería fue, y ha sido, el puntillazo alevoso y el paso previo a la sala de despiece. Y las soluciones alternativas, que tanto se vocearon desde la Administración para propagar una falsa esperanza, un fraude. Continúan atadas al rabo.
Aun retumban en los oídos de muchos afectados las palabras que el secretario general del PSOE en Castilla y León, el insulso Luis Tudanca, pronunció en la fiesta de la exaltación del botillo, en Bembibre, el pasado marzo. En un alarde de cinismo sin paragón, con una caradura y una soltura verbal que recordaba a su jefe de La Moncloa, tiró balones fuera, a la grada, y le echó el ‘muerto' a Europa para tergiversar una realidad incontestable: el Gobierno de Sánchez había anticipado el final del carbón diez años antes de lo previsto. Europa había dicho que 2030 era la fecha elegida para proceder al cierre de las térmicas, pero los socialistas, más papistas que el papa, comenzaron con los desmantelamientos por su cuenta y riesgo En 2020. Todo un gesto que se lo podían haber metido donde les cupiera. Que tampoco es cuestión de devanarse los sesos para saber donde.
Sin embargo, callan como puertas que la misma Europa, a la que endilgan los cierres, ha permitido a los alemanes prórrogas que llegan al 2038. Ocho más alla de lo pronosticado. Algo que, de igual forma, hubiera ocurrido con España. Seguro. Esta es la realidad que Tudanca no se atrevió a señalar, ni mucho menos a dejar entrever. Si lo que ha hecho el PSOE con el carbón lo hubiera consumado el Partido Popular en el supuesto de haber estado gobernando, se habría armado una muy gorda. Las protestas de las izquierdas y los sindicatos afines -los mismos de siempre- se hubieran escuchado hasta en Sebastopol. Hubiera sido un incendio. Ahora, ya no hay remedio. Ninguno. Y la voladura de las dos torres de la térmica roblana forma parte de la histórica incompetencia y arrogancia de un Gobierno de listillos.
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