Por fin, después de dos años de abstinencia de Semana Santa y de dejar los pasos en sus respectivos sitios de ubicación durante todo el año, por la prohibición de juntarnos los unos con los otros para evitar contagios de la maldita pandemia, este año, si el tiempo no lo impide y aguantamos el tirón, que parece que así va a ser, volverán los acordes musicales anunciando el paso de las ansiadas procesiones por las calles que, aunque con alguna modificación en el itinerario, en nada alterará su transcurrir.
Archivado en: Plaza de Botines, Semana Santa, braceros, Cristo de los Balderas, papones, procesiones
Maximino Cañón
08/4/2022 - 03:30
Durante este tiempo se han producido algunas circunstancias que me llaman la atención. Yo digo, sin temor a ruborizarme, que tenemos una Semana Santa de lo más completa y amena de España, con muchos pasos y buenos acompañamientos musicales (cómo me acuerdo de aquellos solos de corneta con los que mi sobrino Luis hacía vibrar a los espectadores en la calle). Aunque nunca fui cofrade de túnica, tuve ocasión de percibir lo que la gente siente al ver pasar cada procesión al tener que ir escoltando un Cristo (creo que era el de los Balderas) en los años que cumplíamos el Servicio Militar -en mi caso en Aviación-, acompañado por mis amigos y compañeros, Vicente González y Andrés De Paz, hoy desgraciadamente desaparecidos, que con otros militares completábamos la escuadra que daba escolta al citado paso.
Esta celebración tiene su gran importancia, aparte de por los postulados de fe y religión, porque genera mucha riqueza en estas fechas y ayuda a recuperar lo perdido en estos años. La noticia que en estos prolegómenos de la Pasión he escuchado en los mentideros paponiles, como algunas cofradías han puesto el carro delante de los bueyes (perdónenme la expresión) incrementando los pasos, por aquello de ir dejando algunos abades su impronta, sin saber si la fuerza motriz de la que disponían era suficiente para llevar con dignidad cada paso. A tal efecto, me consta que algunas cofradías están haciendo consultas telefónicas para saber los/as papones/as dispuestos a "pujar en cada paso" que salga en procesión. También esta falta de braceros puede ser debido a otras razones, además de la de la sombra de Covid, a no admitir mujeres en algunas cofradías, (contraviniendo lo dispuesto en el Art.14 de la Constitución Española), que aportarían más fuerza (véase Angustias), porque las creencias religiosas no tienen sexo. Otra causa era la de que cuando, según el derecho consuetudinario, los pasos en las cofradías más importantes, se heredaban de padres a hijos, los aspirantes de entonces, hoy tienen ya muchos años y menos interés.
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