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Bono cultural o 'paguita' simulada

Que Pedro Sánchez ‘el voluble' es un águila para mantenerse en el poder está fuera de toda duda. Que sea inteligente queda por demostrar después de casi cuatro años en La Moncloa. Pero listo, lo que se dice listo, es más que el hambre. Y oportunista. Ahora, que la tormenta social puede aterrizar sobre su cabeza -que también está por ver, dados los antecedentes y la pusilanimidad interesada de los sindicatos y otras asociaciones- echa mano del dinero público y anuncia el llamado Bono Cultural, una prestación que regalará a cada joven que cumpla 18 años en el presente ejercicio 400 euros.

Archivado en: Julio Cayón, Bono Cultural de 400 euros, Pedro Sánchez,

Julio Cayón
01/4/2022 - 04:40

A los de 19 o 20 no; esos no son tan ‘jóvenes' para Sánchez. Ya figuran como votantes en las listas del censo electoral y dependiendo de cómo sople el viento tomará, o ampliará, decisiones. Lo dicho, un lince.
Y, oiga, está muy bien que la gente se culturice, que asista a museos, compre libros y periódicos, se acerque al teatro o a las salas cinematográficas, adquiera discos... en fin, que todo es bueno para el convento formativo de cada uno. Nada sobra. Sin embargo, algo más, sin duda, subyace en esta gracia económica a la que podrán aspirar cerca de 500.000 personas clasificadas en ese segmento de edad. Que no es ninguna tontería. La ‘inversión' de 200 millones de euros cuando las necesidades de la gente son otras, chirría.
Y no es por retorcer las cosas cual maroma de barco o por ver gigantes donde solo hay molinos; o por querer mirar más allá de la niebla. La cosa es muchísimo más simple. De momento, las próximas elecciones generales están previstas para diciembre de 2023. Y es fácil intuir que se cumpla la legislatura a trancas y barrancas. Sin embargo, si la cuerda llegara a tensarse -que tampoco se puede desechar- y Sánchez ‘el voluble' se viera obligado a adelantar los comicios, obtendría, gracias al bono cultural, miles y miles de votos. ¿Hay quien lo duda? Ya se encargaría él de recordarlo como un mantra hindú, con el fin de obtener el plácet de la juventud emergente. Y no es cosa de Einstein llegar a tal conclusión.
El discurso del Ejecutivo, por lo tanto, sería sencillo y previsible. La derechona - denunciaría Sánchez- mancillaría el beneficio a la cultura, anularía los bonos y se ciscaría en la progresista medida gubernamental. 500.000 votos en juego son muchos votos y siempre es mejor pájaro en mano, que ciento volando. Por ahí avanzarían las aspiraciones socialistas con esto del bono cultural, que suena de maravilla pero es un cepo con señuelo.

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