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Disfunción social y extrema

El hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad quien lo corrompe. Las modernas técnicas de condicionamiento conductual no hacen si no que incidir y cada vez más, en la deshumanización al hombre para hacerlo mucho más intransigente y caótico.

Archivado en: Manu Salamanca, disfunción socual y extrema

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Manu Salamanca
03/9/2021 - 01:10

Estamos asistiendo muy desgraciadamente a la poderosa escenificación de una violencia gratuita y callejera que entre los más jóvenes se consagra como una fuente de claro mensaje catastrofista y por el que se trata de alcanzar desde su solapamiento la intención inicial que su misma idea radicalizada, sugiere en su teoría más devastadora. El trastorno explosivo intermitente supone episodios repentinos de conductas impulsivas, muy violentas.
Sobre el alcance del libre albedrio y de la responsabilidad ética de cada ser humano, se establece como básica la teoría como auténtica reflexión, al abarcar liderando una oportuna libertad humana en un mundo donde el sujeto, (sin que pudieran concebirse condicionamientos extremos) llegue a instrumentalizarse en una visión católica sobre la relación del hombre con Dios y en donde entra como alternativa posible, la voluntad de manifestar como simple, la buena decisión y disposición del ser humano.
Ahora bien; en una banda de psicópatas y lerdos, es el líder un odioso sociópata, un ególatra perturbado. Su trastorno define una personalidad antisocial como poder de sometimiento de sus deseos y de sus violentos impulsos, pasa por una violencia extrema y dentro de una fuerte depravación que no tiene límites, mucho menos control, responde con saña imponiendo su fuerte autoridad, alimentando la repugnancia como clara inclinación hacia lo inevitable y, con la que algunos rebeldes lacayos y autoritarios adolescentes, toman nefastas decisiones contra la fuerte y sabia naturaleza humana, la cual forma parte indisoluble de nuestra aclamada libertad.
Nos encontramos en un determinado contexto de contrato social equivalente a una específica asociación de ideas, sin más. No tenemos educación moral por lo tanto no hay conciencia moral. Hechos tan alarmantes como los que se han producido recientemente en nuestro país nos asocian con el terror dentro de su clarísima impunidad en su lastimera destrucción. El control tan desgarrador que desencadenan esos locos desgraciados y dentro de esa rebelión de aguerridos animales que especialmente dotados de odio reaparecen de su propia monstruosidad en su deteriorada y programática "disfunción social extrema" atenta accesible contra nuestra sensibilidad. El poder político tiene sus propios fines para atajar con contundente respuesta su intervención punitiva legal dentro de sus postulados criminológicos adheridos. Por ello, cualquier estado necesita más que nunca de sus propios métodos de reclusión penitenciaria y permanente, ya que en estos casos debe dejar de lado la teoría procesal que tan pasada de moda, introduce supuestos programas rehabilitadores poco concluyentes que no conducen a solventar el problema. El Derecho Penal y su verdadera identidad debería aplicarse con severidad y contundencia, esa es la esencia que como férrea sentencia explora cuestiones sociales que tienen por derecho que atribuirse, pero con la exigencia de una única reflexión añadida que ampare el cumplimento integro de las penas.

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