Cuando alguien, producto de la cabezonería, insistía en un error advertido se le decía, "vuelta la burra al trigo" como muestra de la testarudez en el comportamiento. El rebuzno, en muchos casos, se equipara a los enfrentamientos inútiles, pero ruidosos, sobre todo cuando los medios informativos están presentes y se hacen eco de los exabruptos huecos que nada aportan a la gobernabilidad de España.
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Maximino Cañón
03/9/2021 - 01:10
En otros tiempos se pensaba que los próceres y demás componentes de la cosa pública eran personas que estaban por encima de un pueblo semianalfabeto que se creía parte de lo que les decían los mandatarios de turno. Más tarde vino la alfabetización y con ello el saber extendido a una gran parte de la población, con menos distinción de clases sociales.
Después llegó la dictadura, donde se asentía, sin una sola discrepancia, a todo lo que aquellas Cortes proponían, bajo la supervisión del Jefe del Estado. Con el tiempo, llegó la tan esperada democracia y empezaron a salir nuevas cabezas logrando una transición envidiable, dentro y fuera de nuestra España, dejando atrás las rivalidades e ideologías internas y dispares, con el único fin de lograr una nación en paz que alejara el miedo que una sociedad nueva sentía ante lo desconocido y vivido por nuestros mayores.
Sin ánimo de tomar partido, he de reconocer que aquellas sesiones en las Cortes, para quienes no las habíamos presenciado anteriormente, eran como clases en las universidades con verdaderos parlamentarios formados, a muy alto nivel, casi todos con empleos sin depender de la política, desde la extrema derecha hasta la variedad de partidos de izquierda que en aquellos momentos se prodigaron.
Una vez instaurada la transición, y cada vez con menos miedo, los partidos tomaron cuerpo convirtiéndose la Cámara en una alternancia entre la derecha y la izquierda, sin tomar en cuenta los partidos nacionalistas que siempre se llevaban (y llevan) el postre de la tarta de la confitería de todos los españoles. Son tiempos de darse la mano. De sentarse y de intentar ahuyentar el enemigo, o enemigos que nos afectan a todos en estos momentos, como son: la pandemia, el paro, la deuda pública, así como encontrar trabajos dignos para nuestra juventud, en lugar de perder el tiempo analizando intenciones de voto, encuestas sesgadas, con tal de asegurarse su mandato o alcanzar el Gobierno cuando no se tiene, sin ponerse en la piel del ciudadano de a pie, cuyas preocupaciones son otras.
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