A todos, y sin excepción alguna, nos gusta que nuestras cosas más comunes salgan bien. Somos conscientes de los diversos problemas a los que se enfrentan nuestros distintos planteamientos, planes, aspiraciones, etc. Está claro que no siempre terminan tal y como lo hubiéramos deseado o ideado. Son muchos los factores e imprevistos que son muy difíciles de poder controlar sin que por ello podamos atribuirnos un éxito seguro y contundente.
Archivado en: Manu Salamanca, anclados en el inmovilismo
Manu Salamanca
23/7/2021 - 01:20
La frustración es uno de los problemas que se acoplan e interfieren demasiado, sólo cuando nuestra propia imposición descontrolada nos somete, podemos pasarlo realmente mal. Vivimos en una sociedad demasiado competitiva, a veces requerimos metas inalcanzables, quizá lo importante sea cuando saber si podemos o no obligarnos a la conquista en lo que más deseamos, sin embargo, lo importante es saber cuando debemos de levantar el pie del acelerador. La búsqueda incansable de la perfección nos resulta una gran meta obsesiva y por tanto no es nada bueno como actitud que no beneficia a nadie para nada sino todo lo contrario, generamos sentimientos negativos como las mismas insatisfacciones a tiempo completo. En mi opinión ser una persona auto-exigente, no es ninguna virtud, comprobamos a todas luces un defecto que puede acarrearnos muchos contratiempos y dificultades en nuestras relaciones personales, es evidente que no todos somos iguales, ni tenemos las mismas capacidades, ni los mimos gustos, ni las mismas aspiraciones, ni vemos la vida del color del mismo prisma que establecemos como norma o medida generalizada. Tened en cuenta que la insatisfacción desmesurada genera mucho estrés y demasiada ansiedad, una clara emoción tóxica nos lleva a la infelicidad mas inmediata y desgarradora. Esas personas suelen no aceptar las críticas, ya sean éstas constructivas, mucho menos las destructivas, habitualmente no consienten que les digan como tienen que hacer las cosas, su origen es demasiado claro, es un problema que se asocia a un capitulo de baja autoestima y de no aceptarse tal como son. Ahora bien; sin ningún tipo de contemplaciones debemos querernos tal como somos, debemos aprender a respetarnos con nuestras pocas virtudes e innumerables defectos, tenemos que cambiar las distintas prioridades y aspiraciones dejando del lado a una perfección algo pasada de moda ya fuera de lugar, nos daremos cuenta de nuestras propias limitaciones así como del mismo modo percatarnos de las diferencias que pudiéramos tener con los demás, saber medir estos niveles de intransigencia personal, nos confirma una tolerancia adaptativa a nuestro querido entorno, ya que cambiaría a tiempo para no quedarnos "anclados en el inmovilismo" nos impediría evolucionar trasmitiendo valores inequívocos de personalidad ¿No os parece? Comprender sin exigencias, es amar respetando el crecimiento personal del otro, es y siempre será, un nuevo reto que alcancemos para magnificar nuestro valioso pundonor y amor propio, sólo así, recobraremos sin duda nuestra ansiada dignidad.
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