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Gente en León

un amigo de león

Pánico en las calles

Este título de la columna me retrotrae, como creo a que a muchos aficionados al cine con algunos años encima, a cuando uno saboreaba las mieles de aquellas películas policíacas con actores que hoy, seguro que la generación actual, salvo estudiosos del tema, casi ni conocen.

Archivado en: Maximino Cañón, Richard Widmark, Elia Kazan, Jack Palance, patinetes por las calles

Maximino Cañón
18/9/2020 - 01:10

No he podido olvidar al protagonista y afamado actor de los años 50/60, Richard Widmark (Richar Guimar para los chavales) ni la escena impactante para los jóvenes aficionados al cine como fue el ver a uno de los mejores malos del cine, con un rostro que lo decía todo, Jack Palance, arrojar a una anciana impedida en silla de ruedas por la escalera (si no me falla la memoria). Todo ello bajo los auspicios del fabuloso director Elia Kazan. Película que animo a los que no la hayan visto para que aprovechen las nuevas tecnologías para verla.
Después de esta introducción, que puede parecer desconcertante sobre lo que voy a tratar, me voy a referir a algo sobre lo que, cada día y noche de paseo, solo o acompañado de mi esposa percibimos a nuestros alrededores. He sido, y soy, testigo de manera permanente de los pases y sustos que, diariamente nos pegan, por derecha e izquierda, los patinetes eléctricos y bicicletas tan de moda, sobre todo los primeros, al transitar a pie por determinadas calles: Calle Ancha, la Condesa etc. a velocidades que, para quienes pasamos por ellas nos parecen a todas luces, excesivas sin tener en cuenta que de conformidad con lo establecido en la Ordenanza Reguladora del Trafico en el Casco Histórico, aunque exista coexistencia, tiene preferencia en todo caso el tráfico peatonal.
Es frecuente escuchar a muchos viandantes, cuando se ven sobrepasados por los citados conductores de los vehículos en cuestión decir: Aquí cualquier día pasa una desgracia. Yo al mismo tiempo quiero expresar que lo que aquí pongo de manifiesto, y que es el sentir de muchos peatones, no tiene por objeto el prohibir su circulación, que en muchos casos va ligada a puestos de trabajo de dignos y respetables repartidores que honradamente se ganan el sustento llevando pedidos solicitados por los clientes de un lado para otro, sino que de lo que se trata es de que, en los lugares de mayor tránsito de personas de todas las edades, se aminore la velocidad y podamos convivir todos sin riesgo alguno para nadie, que es de lo que se trata.

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