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Gente en León

un amigo de león

¡Ah, ya me parecía a mí! (Qué iluso)

Desde hace unos días aparece en la casi totalidad de los medios informativos, como noticia relevante, la llegada de un señor con gafas de persona importante, interesante y de ocultante, intentando librarse de la multitud de medios que, ávidos de noticias en verano, le estaban esperando. Lleno de gozo mantuve la noticia en el televisor por ver si, como pensé en ese momento, se trataba del inventor de la vacuna contra el terrible virus que nos acecha a todos y nos llena de incertidumbre y ver, de una vez por todas, si se había encontrado la receta para volver a la normalidad y salvar vidas.

Maximino Cañón
11/9/2020 - 03:30

Acto seguido, en el mismo reportaje, veo con gran decepción por mi parte que de lo que se trataba era de la llegada, manda narices (por no decir otra cosa), del padre del afamado futbolista multimillonario Messi, que venía para rematar no se cuantas opciones respecto a si el citado hijo se marchaba o se quedaba en el equipo en actualmente juega: el Barcelona. Todo mi gozo quedó metido en el pozo de la desilusión, con mayúsculas, porque entre saber si un jugador de fútbol se queda o se va, siempre con muchos intereses por medio, o conocer a quien haya conseguido descubrir la vacuna para desactivar el maldito virus, OFENDE CUALQUIERCOMPARACIÓN.
Al pensar en lo que estaba viendo recordé otro hecho ocurrido hace muchos años. Para más detalles, de cuando la Cultural y Deportiva Leonesa, aunque brevemente, saboreó las mieles de ser equipo de primera, pero con sueldos de entonces. Le comentaba un amigo a mi padre que estando él en la barra en un afamado Café, entonces lo de cafetería casi no se llevaba, llamado Salamanca, y situado en Ordoño II, observó como la gente que llenaba el establecimientos se apartaba y dejaba paso a una persona que él no conocía pero que gozaba de la simpatía del público, en este caso de los clientes- siguió diciendo- y yo, al ver que le dejaban un pasillo con afecto y admiración, pensé: "Coño, será Marañón, (prestigioso médico y escritor de la época) cuando al preguntar a los presentes de quién se trataba, estos, extrañados, le dijeron: es Barbeito de la querida Cultural lo cual, sin desmerecer la labor que dicho jugador realizaba en el campo a favor de nuestros colores, ponía de manifiesto la escala de valores de antaño y que hoy, pasados muchos años, perduran en parte de nuestra sociedad sólo que elevados al infinito.

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