Esta columna viene a mantener en el recuerdo, mientras se arregla lo del ferrocarril de Matallana-Robla (hoy más conocido por la FEVE), lo que con carácter de picaresca acontecía un día cualquiera en la Estación de Matallana de León. En ella confluían un número importante de trabajadores ferroviarios: Jefe de estación, factor autorizado, jefe de máquinas, maquinistas, fogonerosa interventores, engrasadores, mozos que, junto con los maleteros, representaban el núcleo importante de trabajadores que, aun sin ganar un gran salario, se ganaban honradamente la vida.
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Maximino Cañón
02/8/2019 - 03:30
Como se puede deducir, en lo referente a la disposición de dinero, no andaban muy sobrados que dijéramos. Como buenos compañeros, y con el fin de hacer más llevadera la jornada laboral, se procedía a escotar (pagar a escote) un litro de vino que, volcado en un botijo de barro blanco, acompañaba el bocadillo de entre hora y aliviaba la sed, sobre todo en los meses del verano.
Haciendo bueno aquello de que ‘a escote nada es caro', una vez adquirido el preciado caldo de uva, cada uno, de vez en cuando procedía a echar un trago sin excederse en demasía para que el reparto resultara equitativo. Hasta aquí todo resultaba de lo más normal y solidario. Pero llegó un día en el que al proceder a escanciar un trago del mencionado botijo uno de los ferroviarios que venía participando en el pago proporcional del litro de vino pudo advertir que, a pesar de haber repuesto el vino que cada mañana se echaba en el botijo, éste se encontraba casi sin vino. Con tal motivo sonaron las alarmas entre los ‘apoquinadores' y la inspección, por ver quién era el que sin pagar una peseta se aprovechaba del preciado vino, no se hizo esperar. La cosa no se presentaba fácil, debido al trasiego que entre trabajadores y gente que facturaba bultos se producía. Pero entre los afectados uno tuvo la brillante idea consistente en comprar medio litro de ‘tinta china' y de esta forma, como esa tinta era difícil de quitar, dar con el gorrón. Dicho y hecho. Acto seguido, se acordó ir a por la mencionada tinta china, que, a su vez se vertió en el botijo, y en menos de una hora, con el mencionado sistema detector, que ni el mismo detective Sherlock Holmes lo hubiera descubierto antes, el "bebedor gorrón" fue descubierto después del hacer una inspección de lenguas entre el personal y percibir que uno de los inspeccionados tenia la lengua negra al tardar un tiempo en quitarse la huella delatora.En recuerdo a Federico Tagarro, factor autorizado y hombre de grandes conocimientos y experiencias, y de Miguel García, jefe de Maquinistas de FEVE y autor de, posiblemente, la mejor máquina de tren a vapor hecha a escala y que hoy custodia con fervor su hijo Vicente García ‘Tino'.
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