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Comidas de empresas y cestas de Navidad

Maximino Cañón y Luis Cañón debaten esta semana sobre las tradicionales comidas de empresas y cestas de Navidad, tan típicas y abundantes hace unos años, y a las que, como a todo, la crisis pasó factura. Eso sí, todavía conservan una notable 'cuota de mercado'

Archivado en: Cañón contra Cañón, Luis Cañón, comidas de empresa, cestas de Navidad

Maximino Cañón & Luis Cañón
07/12/2018 - 02:20

De cestas y comidas

MAXIMINO CAÑÓN

Siempre recuerdo aquel dicho de que "las fiestas se conocen por las vísperas", es más, casi diría que las verdaderas fiestas son las vísperas. Frente a lo que pueda manifestar mi oponente, Luis, en esta página, no puedo dejar en el olvido aquellos años, que aunque él no lo vivió, seguro que escuchó de sus mayores como fueron. Lo de las cestas de Navidad era como una fantasía de cine, que sólo se daba, (digo yo) entre quienes eran muy pudientes y los que habían hecho un gran favor de la época. Las cestas eran como el "whiski (o güisqui) que muchos hablaban de ellas, pero pocos las habían recibido. Tampoco tengo constancia de las comidas de Navidad, que más bien se tendrían que llamar de ‘prenavidad' porque son como la rampa de entrada en las fiestas. Por aquel entonces las empresas, sin ser de grandes dimensiones, se las solía conocer como negocios. La banca, cajas de ahorro, el comercio, los bares y demás establecimientos de consumo diario, eran los verdadosres receptores de lo que la provincia generaba. Aquellas que los resultados y la generosidad del empresario (o dueño) se lo permitía, de una manera más o menos paternalista, entregaban un modesto aguinaldo donde no faltaba la sidra, (el champán, hoy cava, era artículo de lujo y además, quizás por la falta de costumbre de tomarlo, se decía que en casa gustaba mucho más la sidra ‘El Gaitero'), el turrón blando, duro, polvorones y figuritas lo que, junto con unas conservas de frutas escarchadas, era recibido con gran alegría en los hogares. Las comidas de empresa, insisto, eran las que se hacían por tu cuenta, con lo que te pagaba la empresa que no era lo mismo, ¿o no?

Comidas de empresa y cestas de Navidad

LUIS CAÑÓN

Querido Maxi: Cuando hablas de aguinaldos y cestas de Navidad, aunque no lo creas a mí me suena un poco a chino, y sólo gracias a alguna foto antigua en la que se ve al guardia de tráfico rodeado de botellas de coñac mientras dirige el tráfico, hace que me haga una pequeña idea de aquellos años.
La crisis finiquitó definitivamente aquello de las lustrosas cestas de Navidad, de las que si te soy sincero, no estoy muy a favor. Entiendo el concepto de regalo de manera particular, porque hacer un detalle a alguien que te pudo ayudar con algún asunto o simplemente como deferencia es algo absolutamente normal. Pero el ser humano es como es, y la peligrosa línea se traspasa habitualmente (como bien sabes, porque has estado en los dos lados de la mesa), regalando trajes a medida o enviando bolsos al Palacio.
Todos hemos comentado las famosas cestas de los consejos de administración de las extintas cajas de ahorro, en las que no había precisamente una botella de vino para acompañar a la gaseosa, o aquellos regalos en los que había que pedir un ‘taxis' (como dicen aquí), ante tal magnitud de presentes. Ya sabes, políticos o semipolíticos que por supuesto tiraban con pólvora ajena...
Y en cuanto a las comidas de Navidad ¡Pues qué te voy a decir! que me parece una magnífica idea siempre y cuando sean tipo cocktail y de pie. Fluye más la conversación, es más rápido y siempre que el tema se ponga tenso puedes hacer la "pantera rosa" en una de las idas al cuarto de baño.
Yo no viví esa época de las cestas y los pavos al médico de turno, pero si conocí alguno que se autoregaló una cesta para que en su casa supiesen lo importante que era.

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