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Gente en León

Mis apuntes

Igual o peor

Dice un buen amigo mío, ávido lector de este pequeño espacio en el que, si me lo permiten, próximamente cumpliré seis años, que mis columnas están siempre impregnadas de quejas, protestas y demás reproches, y que debería ser más positiva y aportar soluciones. Todo esto, lógicamente desde el cariño que nos brinda la amistad, por supuesto, que sino otro gallo cantaría.

Archivado en: Ana Isabel Ferreras, políticos, Máster de la señora Cifuentes

Ana Isabel Ferreras
13/4/2018 - 04:40

Y es que mire por donde mire siempre acabo viendo lo mismo, y de un tiempo a esta parte parece que mucho peor. Los cambios políticos no se acaban de producir, siguen siendo los mismos perros con distinto collar. Más brillante y rejuvenecido en algunos casos, pero dejando las expectativas del electorado por los suelos.
No hay manera de meterse en serio a suprimir los privilegios de los que siempre los han tenido, y hablo de los que los ejercían mucho antes ya de la guerra civil... No maduramos lo suficiente para desenterrar nuestras cunetas, asumir que el caudillo fue un tirano dictador; eliminar el concordato de la iglesia católica en un país aconfesional, según nuestra propia Constitución tan manida últimamente; dejar de pagar con dinero de todos los ciudadanos los colegios privados; mantener una justicia para los más poderosos; arengar la corrupción en la política casi sin inmutarnos y lo mejor de todo: pagar las deudas de los banqueros con nuestro dinero, además de otras muchas cuestiones que ustedes ya sabrán.
Con todo esto, el Máster de la señora Cifuentes es ‘pecata minuta', que afortunadamente la borrará del mapa político ipso facto, pero todo lo que hay detrás es tan fuerte como lo que estamos ya hartos de ver. Y sí, me sigo quejando y lo traslado aquí para que quien quiera lo lea, porque desde este pequeño rincón lo que pretendo es provocar que la gente se pare un poquito a pensar y reaccione lo suficiente. Las soluciones siempre están en nuestras manos decidiendo a quien ponemos como gobernantes.
A partir de ahí todo depende de las decisiones políticas que toman esas personas que deberían ser mucho más auténticas y valientes de lo que finalmente son. En mi caso por lo menos lo he intentado.

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