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Gente en León

Ciento volando

Témelos por tu seguridad

Da la sensación de que las fuerzas de orden, los maderos, la policía, en lugar de estar encargadas de velar por la seguridad ciudadana andan de caza.

Jaime Torcida
22/9/2017 - 10:00

Cada vez que se “despliega un operativo” el asunto trasciende por su “espectacularidad”, aunque se trate de un control rutinario.
Negar la pertinencia de estos despliegues operativos rutinarios de la fuerza pública no es posible ni imposible, simplemente es una tontería. Pero agradecer que este tipo de despliegues se hagan con discrección, indicando que lo que allí sucede forma parte de lo que Machado ponía de una manera muy cursi en boca de Mairena, “los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa”, no está de más.
La policía está al servicio de la ciudadanía y pone a delincuentes en manos de la justicia, no en guerra con la ciudadanía. La ciudadanía en general es inocente, no deambula por la ciudad buscando la oportunidad para delinquir.
La inmensa mayoría de la población somos gente de bien, no delincuentes y precisamente por esto nos dotamos de instrumentos cuya finalidad es no envilecer mas a la especie humana poniendo a disposición judicial a nuestros delincuentes, por esto no existe el somatén ni se permite al común de los mortales ir armados por la calle. Hay quien va... hay quien sale de casa solamente a delinquir, hay quien no desperdicia ni una ocasión para mostrar la bajeza que a veces impregna al ser humano, pero eso no es en general la gente, el pueblo no delinque sistemáticamente ni anda por su ciudad tratando de quebrantar la ley intencionadamente.
Las “operaciones rutinarias” realizadas con todo el esplendor de una bien desplegada fuerza pública ante la ciudadanía son más propias de exhibiciones y desfiles que habitual en calles y plazas donde se va convirtiendo, desagradablemente, en algo cotidiano.
Los países totalitarios hacen de las exhibiciones de fuerza del orden un instrumento de coacción indirecto contra la población en general, incluso a algunos que formalmente disfrazan un régimen totalitario de plebiscitario utilizan esas añagazas para “acoquinar” a la población.
En este país y es de suponer que con la excusa de situaciones de alarma social se dan situaciones de este tipo. Insisto en la limpieza y normalidad que las autoridades deben de dar a estas situaciones excepcionales e insisto en que hay métodos eficaces para contrarrestar el efecto que las situaciones de alarma pueden generar en la población, aunque me da más la sensación que este tipo de intervenciones se utilizan como las vacunas. Se trata de inocular en la población estímulos atemperados que hagan que la reacción al elemento extraño se de de manera constante y permanente en el organismo y sin alterar sustancialmente el ritmo de vida de los vacunados se produzca la esperada inmunidad al bacilo inoculado. La bioquímica al servicio de la eficacia policial pasa por un estudio detallado de la dosis necesaria para que los vacunados no enfermen de rabia ante cualquier exhibición policial. Y siguen sin ayudar a los ancianos a pasar de acera... Patético.

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