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Mentiras y engaños

(Mal)educando

Si tuviera que educar a un hijo (cosa que no sucede) o alguien me pidiera consejo sobre cómo hacerlo (eso puede que sí), cada día lo tengo más claro. Desde la más tierna infancia hay que enseñarle cómo mentir y engañar al prójimo. O lo que se dice más "fisnamente", que tenga habilidades sociales.

Archivado en: Nicolas Pérez Hidalgo, educación, ricos, pobres. religión, bautizos, cofradías

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Nicolás Pérez Hidalgo
13/1/2017 - 02:20

Al mismo tiempo hay que procurarle formación, porque cuanto más sepa de todo, mejor hará eso de trincar pasta mintiendo y engañando, que es de lo que se trata siempre. Porque con estudios llegará a puestos donde podrá cambiar las normas y las leyes para que vayan siempre en su propio beneficio.
También habrá que invertir en que participe en ‘saraos' de todo tipo (un club privado, una cofradía, una asociación-fundación...) en los que todo el mundo se de jabón (y dinero, y premios, ... ¡y asco!) y en la que se alcancen los orgasmos colectivamente entre risotadas forzadas y fingidas.
Pero lo primero es afiliarlo a un partido al tiempo que se le inscribe en el registro y se le bautiza (católicamente, claro). Con lo primero estaremos en el buen camino para que llegue a presidente (de lo que sea) y lo segundo le servirá para que aprenda a lavar la conciencia y a perdonarse los pecados. Con ir un día a arrodillarte con alguien al que no ves, decir que te arrepientes de todo y rezar dos Padrenuestros, se te pone el contador pecaminoso a cero y hala,... a seguir explotando al obrero, jodiendo al vecino, abusando sexualmente, robando la pasta del cepillo...
Todo se hereda y parece que también en nuestro país los pobres heredan la pobreza de sus padres y los ricos la de los suyos (perdón, quise decir la riqueza). Los estudios dicen que la educación en España no consigue reducir estas diferencias sociales y me da que es porque no estamos educando correctamente (al menos en lo público).
Hay que educar a nuestros hijos para que engañen y mientan, no para que sean buenas personas (y dóciles y sumisos) como los quiere "papá Estado" y "mamá Iglesia". De qué sirve educar a tu hijo en valores éticos o de convivencia o de justicia social, si resulta que los más ladrones y mangantes siguen dirigiendo el mundo y su destino. Un hombre es su libreta de contactos, y eso no se consigue estudiando (o sí).

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