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Gente en León

hecho a mano

Verano azul casi negro

Por azar tropecé con los versos de Gil de Biedma: "Definitivamente / parece confirmarse que este invierno / que viene, será duro. / Adelantaron / las lluvias, y el Gobierno, / reunido en consejo de ministros, / no sabe si estudia a estas horas / el subsidio de paro / o el derecho al despido, / o si sencillamente, aislado en un océano, / se limita a esperar que la tormenta pase / y llegue el día, el día en que, por fin, / las cosas dejen de venir mal dadas". Tal parece que el poeta estuviera pensando entonces en los ahora compiyoguis de su sobrina Espe, y lo clavó.

Archivado en: Javier Cuesta, Gil de Biedama, 26J, Rajoy,

Javier Cuesta
15/7/2016 - 04:40

El Gobierno sumiso que dice siempre ‘sí buana' a Europa. Un presidente ‘plasmado' al que pinchas y no sangra, que nada intentó en seis meses a pesar de que también había ganado. El partido de la estafa y la soberbia, que no consensuó con nadie en cuatro años pero ahora dicta lo que España necesita: todos deben entenderse con ellos (ávidos por tomar posesión, ¡y propiedad, que es lo que les gusta!) Eso ha triunfado: el film Las gaviotas se llevó los Óscar, aunque el mejor secundario fuese a parar a Peeedro. Nadie cuestiona la victoria de la derecha sino de la corrupción. Explicación racional no existe. Tres semanas después muchos aún no recuperamos la fortaleza, viendo cómo se puede manipular a tanto menguado votante con encuestas infladas y noticias falsas, y desde luego seguimos sin asumir el resultado electoral desde la cordura. No admitimos, claro que no, ¿y por qué habríamos de hacerlo?, si no aceptaba la decisión popular de Cataluña el ministro santurrón, con todo su espíritu cristiano, ¿por qué debemos aceptar los demás la decisión que ha tomado "su" desnortada patria? ¿es demócrata él, con su proceder intolerable y su lenguaje mafioso? Sí, somos tan malos perdedores como ellos ganadores.
Y es que el 26J perdió España. La solidaria y la honesta, la trabajadora, la democrática. Cayeron derrotados los sueños. Y el entusiasmo y el mañana y el juego limpio y el aire fresco y la gente decente. Fue sobre todo un fracaso anímico. Y tanto el desencanto que uno de los lamentos más repetidos era "nos lo merecemos". Pero tampoco es verdad: no puede ser merecido lo que es injusto. Hay otro país, otra gente. Tiene que haberlo. Cernuda todo lo expresó mejor: "La real para ti no es esa España obscena y deprimente / en la que regentea hoy la canalla / sino esta España viva y siempre noble...

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