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Gente en León

Un amigo de León

Adiós a la soltería

Al pasar un fin de semana cualquiera por la Calle Ancha, fundamentalmente, se puede apreciar como grupos de jóvenes engrosan las zonas de alterne, ataviadas/os con un variopinto atrezo que les hace fácilmente identificables. Es una despedida de soltera/s o solteros que desde sus lugares de origen se desplazan para dar rienda suelta a pequeñas apetencias. Ya lo dice el refrán, ‘ojos que no ven corazón que no siente'.

Archivado en: Maximino Cañón, despedidas de soltero, 'striptease', striper

Maximino Cañón
27/5/2016 - 02:20

La celebración empieza de mañana, sobre todo en lo que al bebercio se refiere, y donde el sexo masculino se lleva la palma. Después una comida reconfortante, seguida de una pequeña siesta si viene al caso, y con el contador a cero, a seguir la contienda con la noche por compañera. Aunque no todo es desmadre, como podemos apreciar en algunas películas, si es cierto que en la cena, en donde normalmente se juntan grupos de ambos sexos, se fija la estrategia a seguir y, si la cosa da para ello entra en escena el fin de fiesta más esperado: el ‘STRIPTIS', masculino o femenino, según quien pague, desatando el júbilo entre los asistentes y haciendo que los artistas (llamados stripers) se lleven sus buenos euros para casa, muchos hacen más de una sesión por noche, normalmente los sábados, y después si te he visto no me acuerdo, porque también los animadores suelen venir de fuera. Y así, entre gritos e insinuaciones, la cosa no suele pasar de eso, se pasa la noche y al día siguiente con maleta en mano cada mochuelo a su olivo. Nuestra ciudad goza de buena fama, entre los foráneos. En una de estas, sábado por la mañana, pude apreciar una estampa graciosa, una señora de unos cuantos años, y con un nieto de la mano, se dirigía a un grupo de chicas, debidamente ataviadas para la ocasión, y les dice: ¡Ay! hijas mías, si llego a saber lo que es esto del matrimonio, me iba yo a haber casado por las narices, quieto niño, es mi nieto dice, y vosotras como pánfilas celebrando lo que os va a venir. ¡Que arrepentida estoy! Las chicas, comiéndose un helado, siguieron calle abajo y algunas, quizás, pensando en lo que habían oído. Mientras otras decían, ni caso, a vivir que son dos días y lo que se han de comer los gusanos que lo disfruten los humanos.
P.D. A mi hijo lo vistieron de andaluza, le metieron en un coche, lo soltaron por Sevilla y Arenal de Sevilla y olé, Torre del Oro. Como para criticar.

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