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Tertulias antes del juicio

El juicio por el asesinato de la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, que se viene celebrando desde hace tres semanas en la Audiencia Provincial de León comienza todas las mañanas con retraso. Será una vieja e incorregible costumbre del poder judicial, pero es así. En el vetusto edificio de la Audiencia, los abogados de las partes son obligados a esperar en el pasillo delante de la puerta de acceso a la sala de audiencias. Todos juntos y mezclados. Como manda los cánones democráticos.

Archivado en: Francisco J. Martínez Carrión, PP, Albert Rivera, Podemos, Pablo Iglesias, Rajoy, Diputación de Valencia

Martínez Carrión
05/2/2016 - 02:20

Tras los saludos de rigor se establece una animada tertulia con temas de actualidad, que dura lo que el magistrado presidente del juicio tiene a bien, pero nunca menos de quince minutos de cortesía.
Estos días toca debatir en la tertulia la decisión del Rey de encomendar al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la formación de nuevo gobierno. Hay unanimidad al evidenciar las dificultades para culminar con éxito el encargo y, sobre todo, en cuestionar la lealtad futura de Podemos como aliado necesario del PSOE. Los abogados desconfían de Podemos. Ya se sabe que hasta ahora las distintas asociaciones de jueces, abogados y procuradores se conformaban en virtud de los grandes partidos y tendencias ideológicas. O se era progresista o conservador, con alguna salvedad centrista. Pero, ahora Podemos, irrumpe con fuerza y su éxito ha dejado descolocado a más de un letrado a la hora de posicionarse ideológicamente. No se descarta, en cualquier caso, que pronto pueda aparecer una asociación profesional vinculada bien al reformismo de Ciudadanos o al extremismo ácrata de Podemos. Todo se andará.
Al final, abogados y procuradores, debajo de las togas, se descubren como personas de la calle, normales, con los mismos sentimientos, anhelos, miedos y esperanzas. Cómo no van a debatir las distintas posibilidades para conformar Gobierno. Lo hacen como el resto de los ciudadanos, pero también como protagonistas o afectados de una de las demandas más esperadas de los últimos años: la reforma de la Justicia y la necesidad de que recobre su credibilidad ante los ciudadanos y que cumpla el principio no ya de independencia sino de ejemplaridad.
Seguro que a más de un abogado se le erizará el bello al contemplar la posibilidad no muy lejana de que un líder de Podemos se siente algún día en el sillón del titular del Ministerio de Justicia. Cosas más increíbles se han visto en los últimos tiempos. Ahí está, por ejemplo, todo un teniente general, exjefe supremo de las fuerzas armadas, militando en Podemos y aspirando a ser un día no muy lejano ministro de Defensa. Si Podemos puede llegar a dirigir la política de Defensa de una país de la OTAN ¿Por qué no lo va a hacer también con la Justicia? A más de un abogado se le pone los pelos como escarpias.
Menos mal que las eficaces auxiliares abren la puerta de la sala de vistas y anuncian que los abogados de las partes ya pueden acceder al interior. La tertulia queda aplazada para mejor momento. Ahora vuelve a imperar el ejercicio de la toga. Todos fruncen el ceño, posan con sus gestos más serios y concentrados y miran desafiantes a los miembros del Jurado. Comienza la función. Y seguro que más de uno de los abogados de la sala se preguntan si entre los nueve miembros del Jurado habrá alguno de Podemos o que les haya votado en las últimas elecciones. Los pliegues de las togas disimulan el temblor de las rodillas que fabrica el miedo.

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