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hecho a mano

Horizonte electoral

Ante la gran cita, debates y sesudos análisis y especulaciones... Demasiada trascendencia: conviene obviar la voz de los ultra-tertulianos y bajar a ras de calle. Hace tiempo que no acudimos a alguna ontología pedestre de Colás para ilustrar un tema. Allá va una, a la vista de pronósticos nada ilusionantes que aventuran el triunfo de los mismos o el co-gobierno con otros iguales.

Archivado en: Javier Cuesta, franquismo, Agustina de Aragón, Faulkner, Roncesvalles, Sazatornil

Javier Cuesta
11/12/2015 - 03:30

Dice siempre él que si aquí el caudillo estuvo cuatro décadas en el cargo sería porque este país era franquista. Su razonamiento es hiperbólico y no lo es. Yo lo entiendo así: cuando un pueblo quiere destronar a alguien y se empeña en ello, lo conseguirá por lo civil o por lo miliciano, así tenga que empezar la tarea en Roncesvalles o reinventar a Agustina de Aragón; mas si deja que un déspota reine tantos años sin liberarse de sus fechorías, será que no cree lo suficiente en su poder como pueblo fuerte y soberano. Eso quiere expresar sin duda nuestro hombre, con su tajante filosofía de andar por casa. ¿Y por qué lo dice?, porque a estos se les puede, se les debe echar o estarán más tiempo y harán más daño incluso que anteriores canijos con bigotito.

Perdida la ocasión, nadie se queje de los efectos. Esta sociedad que se debate entre el paro o el trabajo precario, parece sin embargo empeñada en desmentir a Orwell cuando afirmaba que cada estómago vacío es un argumento en favor del socialismo. Si se confirma la intención de voto sabremos, con pesar, que el espejismo de locales y autonómicas del 24M fue sólo eso, un leve bofetón a la plutocracia, apenas un pellizco a partidos corruptos que llevan campando tantos años de ¿democracia? Si unos tipos que `saquean´ el país (son sus propias palabras, las de Cospe, literales y certeras en su lapsus) siguen ganando elecciones, ¿por qué habrían de abandonar la rapiña? Esta vez, siguiendo el argumento de Colás, hay otra oportunidad de fulminarlos en las urnas, y a lo que parece la vamos (la vais) a desaprovechar. Gran error. O a lo mejor es simplemente lo que decía el gran Sazatornil -creo que fue él, escribo de memoria- con su seriedad tan cómica en "Amanece, que no es poco", aquello de que el electorado es muy veleidoso. Quizá lo clavó con esa sentencia y este país es un sindiós y no hay que darle más vueltas. Confiemos al menos (vuelvo a la película) en que los candidatos sigan con Kant y nunca les dé por leer a Faulkner, que nos lo joden.

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