Había un personaje muy querido por su bonhomía y su capacidad para inventar ocurrencias que le hacían ser súper conocido en la zona. Dicho personaje, el cual padecía una ostensible cojera, casi siempre iba acompañado de un macho que, a decir de los del pueblo, sabía dónde tenía que parar y andar cuando iba con su dueño.
Archivado en: Maximino Cañón, Quico 'el cojo de Busticesa'
Maximino Cañón
22/5/2015 - 03:30
En una de ésas, y con el fin de ir con la mujer a la misa de un pueblo cercano para cumplir una promesa realizada al Santo Patrón, planearon el viaje. Llegado el día en cuestión a primeras horas de la mañana, una vez preparada la caballería para efectuar el desplazamiento, desde su pueblo al del Ayuntamiento que distaba a pocos kilómetros, sale su mujer, con la que, por cierto, llevaba unos días de poco hablarse, y se monta a la grupa del macho vestida con los ajuares para la ocasión, generalmente ropa negra y enaguas blancas hasta los tobillos. Y de esta forma, sin intercambiar palabra alguna con el marido, ambos emprenden el viaje en el más absoluto de los silencios, solamente interrumpido para decir "so" o "arre" al macho que la portaba. Al cabo de un tiempo llegan al pueblo en el que tenía lugar la misa donde la mujer iba para cumplir una promesa. Ella, sin darse cuenta, al bajar de la mula, se le quedó el vestido levantado por la parte trasera de tal manera que, como si fuera un abanico abierto, enseñaba la pecaminosa enagua blanca. Después de saludar a otras mujeres del pueblo con las que se encontraba y que conocía, una, se fija en ella y sorprendida se le acerca y le susurra al oído: "Oye, mujer, ¿no te has dado cuenta que llevas el vestido levantado por la parte trasera y vas luciendo la enagua como si tal cosa?". Ante tal sensación de vergüenza, rompiendo el voto de silencio que hasta entonces había mantenido para con su marido, se encara con él y le dice: "¿Es que no has visto cómo llevaba el vestido, casi con el culo al aire, que me lo ha tenido que decir María?". Entonces él, tan dicharachero como siempre, y aunque la relación estaba tensa, le contesta: "Ver si lo vi, pero qué coño sabía yo cómo te habías prometido".
P.D. A la memoria del querido y recordado Francisco (Quico) más conocido por ‘el cojo de Busticesa', protagonista de mil y una anécdotas que alegraron la vida a los habitantes de Los Argüellos, y le ayudaron a mantener la suya.
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