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Gente en León

Un amigo de León

Antoñanzas y añoranzas

Manuel Antoñanzas fue el fundador de esta saga empresarial al que siguieron sus hijos: José Manuel, que siendo ingeniero industrial y docente universitario, ha querido, en compañía de sus hermanos Luis Fernando y Francisco, mantener la firma comercial hasta el día de la fecha y… para durar. Que nadie se asuste, que esta empresa no ocupa la cabecera de esta columna por echar el cierre en tiempos en los que esto casi es lo habitual, sino por aguantar los años y las crisis con la cabeza alta y manteniendo una plantilla cercana a las veinte personas. Es de las que a personal jubilado personal contratado.

Archivado en: Maximino Cañón, Manuel Antoñanzas, jubilados, Antoñanzas

Maximino Cañón
08/5/2015 - 03:30

Durante esos sesenta y cuatro años han pasado por esta empresa muchas personas, que, en su gran mayoría, se jubilaron en la casa, cosa poco probable en nuestros días. Nombres como Pedro, Luis, Julito, Enrique, Antonio, Mari Carmen y otros muchos, forman parte de la nómina en el recuerdo. Hoy día, Antoñanzas sigue siendo un gran referente del comercio en León, tanto al por mayor como al detalle. A mí me alegra escuchar a gente de toda la vida decir que va a la tienda de siempre, en la que compraban sus padres cuando ellos eran pequeños y siguen ahora la tradición los descendientes. Que conste que no me mueve motivo económico alguno al dedicarle esta columna, sino simplemente el interés y la simpatía que me suscitan estos establecimientos que, a pesar de estar en la época de las grandes superficies, de recortes y de EREs, han arriesgado plantando cara a las crisis defendiendo su parcela comercial en León a base de precios competitivos y, sobre todo, dando buen género y mejor trato a los compradores, con un personal dedicado en cuerpo y alma a la fiel clientela. En una sociedad competitiva, como en la que nos encontramos, no siempre el pez grande se come al pequeño. Ya sabemos que los precios no pueden ser lo mismo para quien te compra cien unidades que el que te compra diez mil, pero tampoco la atención es la misma ni, a veces, el conocimiento de la mercancía igual. Al entrar uno en estos establecimientos de siempre, que simbolizan perfectamente Almacenes Antoñanzas, no puede uno menos que sentir cierta añoranza por aquellos tiempos ya lejanos, en los que uno entraba en la tienda y llamabas por el nombre al dependiente sintiéndote como en casa. León es nuestra casa, y la de nuestros hijos, y no debemos permitir que nadie nos eche de ella.

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