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Gente en León

Uno al mes, como lo otro

Llevárselo calentito

Pues se acercan unas locales, recapitulemos. Hay un cuento de Aldecoa que comienza diciendo: "Todos los ayuntamientos de pueblo huelen a muerto...". Ahora, medio siglo después, quizá hubiera escrito "...huelen a podrido, a dinero en sobres o en bolsas de basura, a comisiones del tres por ciento y amiguismos, a chanchullos, a pelotazo". Ya no huelen a muerto, sino a llevárselo muerto. Sólo con fiscalizar las adjudicaciones municipales no quedaría un triste alcalde paseando por la calle (Tomasín dice). ¿Cómo es posible que el 98% de la obra pública no se ajuste al presupuesto inicial? (Colás pregunta).

Archivado en: Javier Cuesta, corrupción, Villasabariego, alcalde de Villasabariego, alcaldes de Marbella, Alicante, Palma, Sabadell, Orense

Javier Cuesta
13/3/2015 - 04:40

Eso por no hablar de desvío de fondos o megaproyectos superfluos. Y lo malo aquí, frente a lo que siempre se dice, es que por desgracia sí se puede generalizar. Imposible hallar una provincia sin una docena de alcaldes o ediles enfangados. A todos nos suenan, y no muy bien, los que estaban al frente de ciudades como Marbella, Palma, Sabadell, Alicante u Orense. Pero luego hay rincones en los que debemos agradecer a sus munícipes "por antonomasia" el impulso turístico con métodos tan novedosos como la estafa, la falsedad documental o los delitos contra patrimonio o medio ambiente. Totana, Carboneras, Parla, Alar o Villaconejos: ¿de qué íbamos a conocer muchas localidades si no fuera por ellos? Fabero, Cuadros, Cacabelos o San Andrés: ¿cómo, si no, hubieran traspasado nuestras fronteras? Es muy de agradecer su labor de difusión, sus lecciones de geografía nacional.
Están luego los satélites, en otros niveles de la administración local: gerentes de consorcios y de empresas públicas, consejeros, jefes de gabinete, directivos, asesores... Todos ayudando, con actividades tipificadas o conexiones turbias, por encima de ideologías, a la promoción de pueblos y ciudades. En suma, los ayuntamientos por sí solos dan para un mapa político de la corrupción que no cabría en la pared entera de la escuela, ni a escala uno/cien mil. Hagan la prueba, pinchen en Google ‘alcaldes imputados' (así basta, sin concejales) y preparen su índice para bajar unas cuantas páginas con el ratón. Sin embargo, acaban de inhabilitar para siete años a un alcalde de nuestro alfoz por su compasivo gesto de no empapelar y arruinar él antes a un vecino. Han condenado al regidor probablemente más honesto de la provincia, reconocido hasta por sus adversarios. Tal es la ironía de la justicia.

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