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Gente en León

Un amigo de León / obiturario: josé maría fernández rubio / 76 años

El Cantábrico se secó en León. Adiós José Mari

José María Fernández Rubio, propietario del 'Bar Cantábrico' desde hacae 50 años, en la avenida de Roma de la capital leonesa, falleció hoy a los 76 años. Era natural de Valencia de Don Juan. Otra institución hostelera que queda huérfana de buena gente. Descanse en paz.

Archivado en: Maximino Cañón, Bar Cantábrico, José María Fernández Rubio, Valencia de Don Juan, hostelero

Maximino Cañón
22/1/2015 - 21:06

Ya no sufrirás más, ni harás viajes de ida y vuelta al hospital en el que, según me decías, tan bien te trataban.Tenías, como ángel de compañía al Dr. Miguel A. Rodríguez. En tu ‘despacho' del bar pasabas muchas horas conectado en el ordenador viendo lo que por el mundo acontecía. Te gustaba la música, de todos los estilos, y eras un gran aficionado al cine, sobre todo al de antes, a las revistas musicales y a lo que te entretenía sobremanera, en tú intimidad del despacho: las tertulias políticas televisivas, que luego comentábamos con serenidad y buen juicio.

Hacíamos listas imaginarias para poder gobernar alguna de nuestras instituciones, donde poníamos y quitábamos gente en las listas a nuestro gusto. Tuviste serios achaques que llevabas con resignación y con el fuerte apoyo de tus hijos/as, Mª José, Tana, Jose, Mirta y nietos Alejandra y Rodrigo. Mención aparte merece Tana, tu esposa, que siempre estuvo a tu lado, vigilante en todo momento de los regímenes alimenticios prescritos, cosa que no era de tu agrado, pero que, rezongando, acatabas. En nuestras largas conversaciones me hablabas con verdadero cariño de tu hermano y hermanas y de cómo cada año, (esta vez no estabas para ello) disfrutabais de una comida en Valencia de Don Juan, localidad a la que tanto querías, y que hacía feliz el reencuentro. Ahora ya no podrá ser. Recuerdo las noches en que, a la salida del cine, del que, igual que nosotros, eras un gran aficionado, tomábamos un café mi esposa y yo comentando la película. Tu vida fue la hostelería la cual, de la mano de tus padres, mamaste. 50 años han pasado entre el momento en que cogiste el antiguo ‘Cantábrico' y en el que nos dejaste. Desde la mesa de la jubilación, tutelabas, con eficiencia, profesionalidad, y toda la vista del mundo, lo que en tu ‘Cantábrico' acontecía. Mantuviste más que clientes amigos, hasta el final de tus días. Se podría decir tanto y tan denso de lo que fue tu vida en el Cantábrico que no cabría en la columna, ni tampoco en tu corazón. Fuiste un auténtico timonel de aquel brillante barco que, con tú marcha, y por otros motivos, se secó. Adiós José Mari y adiós a los recuerdos que, guardados en tu discreción, te llevaste. Ah, no te preocupes, que si desde donde estás no ves a alguno de sus protagonistas, me acordaré de ti cada vez que proyecten la película ‘PICNIC'.

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