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Un amigo de León

Eran tiempos de guadaña y fiesta (y 2)

Agosto se dedicaba a la trilla siendo éste el mes preferido por los más pequeños, ya que al ir montados en el trillo, con la pala en mano para evitar que la vaca, en ese caso, hiciera sus necesidades encina del trigo te sentías útil y mayor al ir provisto de un sombrero de paja de los que, con mucho éxito, se vendían en el desaparecido y conocido 'Maragato'.

Archivado en: Maximino Cañón, siega, pandereta, fiestas veraniegas, hierba, las mujeres iban a servir, el Maragato

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Maximino Cañón
25/7/2014 - 03:30

En estos meses cobraba gran protagonismo el argot de la siega y de sus utensilios: Guasapo, estil, piedra de afilar, guadaña, yunque y martillo etc. Con los que llevaba a cabo la dura labor. Según mi primo Manolo Pombo, él y su hermano Maxi, eran requeridos para, después de un duro año de trabajo en la hostelería en la capital de España, como premio, meterse entre pecho y espalda (no hacían falta horas de gimnasio) la siega de los prados que los progenitores poseían. En las tertulias se hablaba de cómo se vivía en la capital en comparación con las carencias existentes en el pueblo, haciendo planes sobre un futuro idílico que todos ansiaban y que, en muchos casos, pasaba por el embarque hacia América, el nuevo dorado del que sólo se conocía por lo que los indianos que habían vuelto, haciendo ostensibles los signos de riqueza cuando no conduciendo con un deslumbrante "aiga", contaban. Y llegó la despoblación, y hoy, casi no quedan pueblos con vida, solo perviven los habitantes que, aferrados al terruño, y con las comodidades actuales, renuncian a los beneficios de vivir en los grandes núcleos. No olvidemos que la mayoría somos descendientes directos de aquellos agricultores y pequeños ganaderos que, en busca de una vida mejor para los suyos, no escamotearon sacrificios. Siempre estuve intrigado por la letra de una canción conocida y popular, sobre todo entre gentes de la montaña, cuya letra decía: "Viva la montaña viva, viva el pueblo montañés, que si la montaña muere España perdida es..., si pasas el rió no bebas el agua, que la envenenaron los de la montaña". Me preguntaba, altamente sugestionado, cómo una canción que destacaba las excelencias de los montañeses, se descolgara diciendo que eran unos envenenadores, hasta que con el tiempo, y profundizando en la incógnita que me embargaba, supe que se refería al veneno que, como defensa frente al moro invasor en tiempos de la reconquista, se echaba al río para impedir el avance de las huestes sarracenas.

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