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Un amigo de León

Del mismo dolor

Le conocí en una noche en compañía de otros amigos. Él ya era un hombre jovial, ameno e inteligente, pero sobre todo ocurrente y bromista. Ejercía la medicina y tenía muchas anécdotas que contar. Rondaría los cuarenta años y, como es de suponer, se puede decir que estaba en la plenitud de la vida.

Archivado en: Maximino Cañón

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Maximino Cañón
13/9/2013 - 03:30

Uno de los muchos días en los que, cuando nos encontrábamos, cambiamos impresiones sobre los diversos aconteceres que sucedían, me dijo muy ilusionado que había escrito un libro y que quería que se lo prologara un prestigioso escritor y profesor que había tenido en los tiempos de estudiante y con el que mantenía contacto. No me acuerdo de que trataba el libro, aunque creo que era sobre algún tipo de nobleza de nuestra España, pero pasando el tiempo nos volvimos a ver y me dijo que tenía el libro y que en el encuentro con el autor del prólogo (hombre de gran renombre como escritor nacional e internacional) cuando lo fue a recoger, este le dijo, refiriéndose al contenido: Manolo, he leído el libro pero, una vez leído y reflexionando, creo que tú serías "fusilable con cualquier régimen".
En fin, creo que esto define la manera de ser de el querido y desaparecido amigo Manolo. Fuera de su trabajo era este su espíritu. Quizás a muchos no les gustara pero el era así y así era su manera de proceder. Entendía la vida a su manera y seguro que se fue de este mundo llevando consigo infinidad de experiencias además de las que las compartía con sus amigos a la mientras se fumaba un pitillo que, aunque no tenía un vicio muy arraigado, le acompañaba en los momentos de asueto. Fui testigo de alguna de sus bromas, pero recuerdo una que presencié y que me hizo mucha gracia. Un paciente conocido se le acercó y le dijo, mira Manolo, vengo a que me mires el cuello que no puedo moverlo para el lado izquierdo. A ver, dijo, déjame que te lo vea, y después de hacer un reconocimiento exhaustivo por el cuello y sus alrededores le dijo: "Esto es del mismo dolor; cuando se te quite el dolor te desaparecen las molestias".
Nada que objetar y, así fue, con el paso de los días le desapareció el dolor y no tuvo más molestias.

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