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Un amigo de León

Parará papá...

A casi no sabe uno sobre qué escribir para que los amigos lectores se les levante el ánimo. Quitando el fervor por el fútbol, mejor dicho por el Madrid y el Barcelona, que ya nos vale, el resto son casi todo malas noticias. Si sube el IBEX baja la prima de riesgo. Si baja la prima sube el paro y así sucesivamente. El caso es que empezamos el año trece y seguimos con la misma cara de ‘pánfilos' que teníamos el anterior, pero con más gente en el punto de mira (ver Bárcenas, Urdangarín etc.).

Archivado en: Maximino Cañón, reforma laboral, Rubalcaba, Urdangarín, Bárcenas, bajada de sueldos

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Maximino Cañón
15/3/2013 - 03:30

La Reforma Laboral se ha cargado en poco tiempo lo que se tardó décadas en conseguir entre empresarios y trabajadores. Lo cierto es que, en conversaciones serias, se siguen preguntando cómo una ‘pléyade' de aprovechados sin más ideología que la del beneficio propio, gozando de información privilegiada, han sabido beneficiarse y hoy, apuntándose a lo que lo que la mayoría padece, echan lágrimas de cocodrilo y dicen ¡que con lo mal que están las cosas! No les queda otro remedio que prescindir de personal para luego, en un gesto de falsa generosidad, hacer bajadas de sueldos y de derechos que dejan temblando a los trabajadores mientras, otros, los que nunca tuvieron problemas ni fueron buenos empresarios de verdad (a algunos les daría vergüenza mirar para atrás y ver de donde provienen), ven ahora acolchados sus negocios y su rentabilidad diciendo para sus adentros: el que venga detrás que arree. Cuando aceptamos el euro como moneda única, algunos pensaban que aquello era el maná, vamos, que el dinero caía del cielo. Eso sí, algunas cosas, que poca falta nos hacían, quedaron como la patena de bonitas y de brillantes, sin pensar en las contraprestaciones que ello acarreaba. Tampoco supimos distinguir, como después bien dijo un anuncio explicativo, que el euro no eran cien pesetas. De esta forma nos devaluamos, casi sin enterarnos, pensando que era jauja y que, como se anunciaba en los carteles de algunos comercios, todo "valía un euro", cuando en realidad lo que debía de costar eran 60 céntimos, pero, para redondear, pues "un euro".
Y así comprendimos aquella leyenda de antaño que decía: ¿Quiénes son los pobres? Pues quienes van a ser, los hijos de los ricos. Entonces el hijo le dijo al padre: "Parará papá". Y el padre le contestó: "Parará Pachín". Y dicen que así se inventó la música.

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