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Gente en León

Un amigo de León

A ver si nos sentamos; hablamos y lo arreglamos

Y digo yo: ¿Para qué el estado de la nación? Si poco más o menos sabemos en que estado se encuentra y a casi todos nos importa un pito quien ha ganado el debate que, manda narices con las encuestas del día después, ¿a que me suena esto? Ofreciendo primeras páginas al respecto, cuando el resto de los españoles (entre cinco y seis millones, que nos es moco de pava) lo que les interesa, y con lo que suspiran, es ver y sentir cómo se arreglan las cosas gozando una subsistencia minimamente decente.

Archivado en: Maximino Cañón, Rajoy, Rubalcaba, Bárcenas, Urdangarín

Maximino Cañón
08/3/2013 - 03:30

Hay que tener pocos dedos de frente, o tenerla poco despejada, para no percibir lo que se palpa en la calle, en las casas, en las tiendas, en los lugares de ocio, en los centros de jubilados y en toda tertulia que se precie. Donde antes había alegría ahora hay miradas lánguidas pidiendo soluciones y salidas para los millones de parados (hoy pasan de los cinco millones inscritos). Reitero, poco importa a la gente cómo ha estado Rajoy o Rubalcaba en el citado debate mientras por otro lado no salen de su asombro viendo, escándalo tras escándalo, o cómo le va a Bárcenas, a Urdangarín y adláteres. En los años de existencia de la democracia creo que nunca ha estado tan denostada la clase política (o política a secas, sin clase) y eso no es bueno porque medir a todos por el mismo rasero, en cuanto al comportamiento y honradez, no es de recibo y al final trae lo que trae y que algunos todavía añoran como solución. De esta forma lo que se hace es ver el árbol, pero no el bosque, que es donde se esconden los malhechores. Ha llegado el momento de dejar de tirarse los trastos a la cabeza. Hay que sentarse, porque de pie se negocia peor, todos los que tengan algo que aportar: Gobierno, partidos políticos, empresarios, trabajadores y resto de ciudadanos en general para, ENTRE TODOS, buscar una solución más igualitaria que sirva para tranquilizar al pueblo porque, de seguir así no solo comeremos carne de caballo, sino que acabaremos comiéndonos el carro.Es hora de sacar las vergüenzas políticas. Me gustaría ser niño otra vez para ver y escuchar a aquellos payasos de la tele (no confundir) dirigiéndose a los españoles diciendo aquello de: ¿Cómo están ustedes? Y que todos contestáramos, con la alegría de vivir en un país sin problemas: ¡¡Bien!!!

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