Un estudio realizado por un investigador de la Universidad Carlos III de Madrid, el Catedrático del Departamento de Economía de la UC3M Antonio Cabrales, analiza las causas y consecuencias económicas de la envidia en una nueva investigación publicada recientemente en 'SERIEs', la revista de la Asociación Española de Economía.
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gentedigital.es
15/11/2010 - 09:56
En su artículo científico, Cabrales se plantea la envidia como resultado de una competición por unos recursos limitados, girando en torno al concepto de la envidia como "aversión a la desigualdad". En otras palabras, el empeño en reducir las diferencias materiales con respecto a los demás, poniendo en riesgo para ello todos nuestros recursos. "Lo que se demuestra en el artículo es que hay poderosas razones evolutivas para que seamos envidiosos y, por tanto, que la llevamos codificada en los genes", afirma el profesor en un comunicado enviado por la propia Universidad. Según su hipótesis, la envidia, sana o no sana, que de cuando en vez 'padecemos', por ejemplo, en nuestro puesto de trabajo, se puede deber a que lo que conseguimos en nuestro empleo influye más tarde a la hora de alcanzar otros objetivos vitales, como la mejor pareja o simplemente la dominancia en el rebaño. "Por esto es importante que la educación y la formación corrijan unas tendencias de consecuencias potencialmente nefastas para el individuo y el grupo, como ya hacen desde el decálogo bíblico hasta el Otelo de Shakespeare", recuerda el economista.
La parte práctica
La investigación de Cabrales ha incluido un apartado experimental con un grupo de estudiantes de grado. Se desarrolló en un laboratorio informático, y el reto consistió en que tomaran decisiones con efectos monetarios concretos sobre ellos y sobre otras personas. Una de las conclusiones de este estudio, interesante especialmente en la época que vivimos, de crisis y situaciones empresariales y laborales complicadas, revela que existen muchos fenómenos del mercado de trabajo que resultan mucho más comprensibles si entra en juego la envidia. Como ejemplo se citan las promociones internas o los diferentes salarios de los trabajadores.
"Los efectos de la envidia se pueden ver en la compresión de las escalas salariales, en promociones más lentas de lo que sería recomendable, por cuestiones de eficiencia, y en que los abandonos de la empresa de personas de mayores calificaciones puede tener efectos serios en los que se quedan", concluye Antonio.
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