Los españoles dicen “no” a la dieta mediterránea. Al menos eso es lo que se desprende de los últimos datos publicados por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN). Su última Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española, sobre los hábitos alimentarios, revela que comemos demasiadas grasas y, por contra, estamos dejando de lado las frutas y las hortalizas.
Concretamente, este informe dice que “sólo el 43% de la población encuestada consume hortalizas diariamente y la cantidad media de fruta consumida se corresponde con menos de tres piezas al día, que es la cantidad mínima recomendada”, explica AESAN en un comunicado. Es más, el documento indica que únicamente el 37,8% de la población consume alguna pieza de fruta diariamente.
En cuanto a la ingesta de verduras, la media se corresponde con 1,5 raciones diarias, cuando desde la comunidad científica el mínimo se estima en dos raciones. El estudio también apunta que la población de más edad consume más hortalizas (208,4 g/pc/día) que la población más joven (185 g/pc/día).
POCO EJERCICIO
Otra de las preguntas incluidas en la encuesta versa sobre la actividad física, fundamental para mantener un estilo de vida saludable, al margen de la dieta. En este sentido, la encuesta señala que un 46% de los encuestados no realiza práctica deportiva alguna y el 47% camina menos de 30 minutos diarios en sus desplazamientos, cuando la recomendación es caminar al menos este tiempo a diario.
La investigación se ha realizado entre 3.000 personas con edades comprendidas entre los 18 y los 64 años y es la primera de estas características que se realiza en España. Los datos nos dicen que, aunque no estamos situados en los peores puestos europeos en cuanto al consumo, si que estamos a la cabeza en obesidad infantil.
PERFIL DEL PACIENTE OBESO
Otro estudio, ‘Perfil del paciente obeso en atención primaria’, presentado recientemente en Sevilla, asegura que el perfil tipo del paciente obeso que acude a las consultas de atención primaria son personas que soportan una prevalencia “muy elevada” de factores de riesgo cardiovascular, síntomas respiratorios y articulares, además de tener antecedentes de enfermedad cardiovascular, aunque con un control “deficiente” de los mismos.
Los autores de este trabajo, descriptivo y multicéntrico, se fijaron como objetivo determinar la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular y de sintomatología respiratoria asociada en una población de pacientes afectos de obesidad mórbida. Para tal fin, se utilizó una muestra de pacientes mayores de 18 años diagnosticados de obesidad mórbida, a los que se les recogieron datos antropométricos, analíticos, de hábitos tóxicos y de presencia de factores de riesgo cardiovascular, entre ellos, de hipertensión arterial, dislipemia, antecedentes de enfermedad cardiovascular o diabetes.