Desde que Concha Velasco dijera por televisión aquéllo de “tú, preocúpate sólo de pasártelo bien” anunciando una marca de compresas para mujeres con incontinencia urinaria, la base de los estigmas sociales que lacraba esta anomalía se tambaleó. La mayor evidencia de la ruptura que supuso este spot viene en forma de cifras comerciales. “Tras el anuncio, la compañía aumento sus ventas en un 500% en apenas unos meses”, destaca el director del Instituto Urológico madrileño, Juan Carlos Ruiz de la Roja. Tal balance pone de manifiesto que fueron muchas las mujeres que encontraron en este eslogan un reclamo para sacar del ostracismo “la enfermedad que padecían en silencio”.
Hoy, son muchas las que se aquejan de este trastorno multicausal. Uno de los desencadenantes principales es el parto. “Tras dar a luz, en numerosas ocasiones se pueden dañar los músculos y los ligamentos que soportan los órganos pélvicos e inducir ese escape involuntario de orina”, explica el doctor Ruiz de la Roja. Sin embargo, el problema tiene fácil solución. En los casos más extremos, la cura pasa por quirófano. No obstante, “la operación es tan sencilla como insertar una malla debajo de la uretra para elevarla y a su vez paliar el descenso de la vagina. Una intervención 100% eficaz que permite controlar las incontinencias”, explica a GENTE el director del Instituto madrileño de Urología. A día de hoy, son muchas las mujeres que han roto con los tabúes que perpetúan esta enfermedad y han pasado por quirófano para aliviar su cotidianidad, sobre todo jóvenes.
DESEMPOLVA LAS BOLAS CHINAS
“Reírse, toser o hacer algún esfuerzo para muchas mujeres pasan de ser acciones naturales a convertirse en las causas que activan el problema”. Es más, muchas mujeres eluden las relaciones sexuales por sufrir incontinencia urinaria. Sin embargo, para los casos más laxos, existen ejercicios terapeúticos que frenan el escape de la orina a la vez que revitalizan la vida sexual de las mujeres. Las bolas chinas son uno de los aliados para luchar contra la incontinencia. “Más allá de su función orgásmica y placentera, las bolas chinas fortalecen el suelo pélvico y la musculatura para retener y controlar la orina”, explica Ruiz de la Roja. El uso continuado de este objeto, “de venta en farmacias”, ayuda a prevenir futuros escapes de orina y a mantener en forma el tono muscular de la vagina.
“Muchas veces la estigmatización de este tema, tachado de vergonzante, origina que la enfermedad se viva en silencio”. Asimismo, “evita el conocimiento de técnicas terapéuticas para paliar esta anomalía”. Y algunas son tan sencillas como “contraer la vagina y simular el acto de orinar”. La repetición diaria de este ejercicio “es de gran ayuda para frenar las incontinencias” aconseja este urólogo. Los ejercicios de Kegel, consistentes en insertar conos en la vagina para fortalecer la musculatura, son otra de las alternativas para cortar los escapes de orina.
EL BOTOX SE REINVENTA
Pero la clave contra la incontinencia radica “en conocerse a una misma”, sentencia Ruiz de la Roja. Así es más fácil erradicar esta anomalía urinaria que renueva constantemente sus tratamientos y curas. El último avance en esta línea pasa por la utilización del botox. “Una inyección de esta sustancia trata el problema al relajar los músculos de la vejiga, permitiendo más espacio al almacenamiento de orina”, explica el director del Instituto madrileño de Urología.