El Caja Laboral encajó este miércoles en la pista del Khimki su primera derrota en Euroliga, al caer por 64-60, en un partido en el que por deméritos propios dilapidó en los dos últimos cuartos la ventaja con la llegó al descanso.
Archivado en: Caja Laboral, Khimki ruso
gentedigital.es
04/11/2010 - 07:38
El conjunto baskonista, tras haber vencido a Maccabi y Asseco Prokom buscaba su tercera victoria, que le colocaría casi definitivamente en el 'Top 16'. Por su parte, los rusos, partían presionados por la necesidad de sacar su partidos de casa tras haber caído en la pista del Partizan.
Sorprendió la presencia de Ribas en el quinteto titular, pero sobre todo la ausencia de David Logan. Dusko Ivanovic decidió prescindir del base norteamericano, a sabiendas de que podía acusar los casi 15.000 kilómetros que llevaba a sus espaldas tras viajar a Estados Unidos para conocer a su hijo recién nacido y, desde allí, volar a Moscú.
Arrancó bien el partido para el Caja Laboral, que con un buen trabajo defensivo únicamente dejó a anotar 11 puntos al conjunto moscovita, al que endosó un parcial de 1-11 (4-13). Mientras, en ataque, San Emeterio se erigía en el protagonista, con 7 puntos en el inicio.
Con 1-9 en el marcador, Scariolo solicitaba un tiempo muerto y tras una canasta de Barac, que ampliaba la ventaja baskonista, la batería exterior del Khimki acortaba diferencias con dos triples seguidos de Fridzon y Monya. Dos canasta más de Eze acercaban al conjunto local en el marcador (11-13). Pero Teletovic y Barac ponían de nuevo las cosas en su sitio y el partido llegaba al final del primer periodo con un 11-17 favorable al Baskonia.
Comenzaba el segundo cuarto con una canasta de Savrasenko. El conjunto vitoriano continuaba entonado en tareas defensivas, pero su juego de ataque se ralentizó, lo que dio vida a un Khimki que apoyó todo su peso anotador en un único hombre, Langford, que acabó con 19, siendo el máximo anotador del partido.
Tras un intercambio de canastas, el partido se ponía en un pañuelo (19-22). El Baskonia era superior en el apartado de rebotes y en valoración. El Khimki, por contra mostraba notables carencias. Pero en este punto, cuando la precipitación hacia mella en ambos equipos, Langford sacó su calidad y con un 2+1 ponía el 22-24 en el marcador.
Bjelica fallaba sus dos tiros libres y Teletovic erraba desde la línea de tres puntos. Langford aprovechaba entonces el pequeño caos para poner el primer empate en el electrónico (29-29).
En el último segundo, Oleson lograba poner de nuevo al Caja Laboral por delante (29-31). Un escaso bagaje para un Baskonia que había sido superior a su rival.
TRAS EL DESCANSO SE CUAJA EL DESASTRE
El tercer periodo fue absolutamente desastroso para los de Ivanovic, que tras manejar ventajas de seis puntos al final del primer cuarto, y de dos en el segundo, acabó dejando al Khimki que se fuera de seis puntos.
Tras encajar un parcial de 0-3, el Caja Laboral reaccionaba y, de la mano de San Emeterio, firmaba un parcial de 0-6. Pero, inexplicablemente, tras haber logrado una ventaja de 7 puntos (35-42) con un triple de Teletovic mediado el cuarto, el Caja Laboral acababa recibiendo 18 puntos --con Langford y Loncar como artilleros del equipo ruso-- y sólo anotaba cinco --dos de ellos, además, tiros libres--.
El partido llegaba, así, al último cuarto con una preocupante 53-47 que el Caja Laboral no fue capaz de levantar porque, pese a que el Khimki no era capaz de anotar, el conjunto vitoriano se mostraba igual de incapaz en esta tarea.
A tres minutos para el final, tras un parcial de 4-4, el electrónico marcaba un 57-51 que Planinic se encargaba de romper con un triple que ahogaba más al Caja Laboral a tres minutos para el final (57-51).
Pero lejos de reaccionar, el Baskonia dejó de jugar, ralentizó al mínimo su juego ofensivo, y aderezó este desolador panorama con imperdonables pérdidas y una enorme falta de intensidad defensiva.
Tanto en así, que aunque Langford --el hombre de Khimki que más daño había hecho en ataque--, se lesionaba, el conjunto ruso no le echaba de menos porque el Caja Laboral se mostraba incapaz de atajar cualquier tímido ataque rival.
Tras un triple de Fridzon (63-54), el equipo vitoriano se ponía el mono de trabajo. Pero ya era demasiado tarde. Más por errores propios que por méritos del contrario el triunfo se quedó en Moscú (64-60).
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