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Nadal ya es leyenda

Corría el año 2005 y en la central de Roland Garros acababa de ganar un joven de tan sólo 19 años y dos días. Lo hacía ante el argentino Mariano Puerta y para todos los amantes del tenis había nacido una leyenda. Cinco años después, Rafael Nadal Parera consigue lo imposible. Esta madrugada, con un juego superlativo, presentó su candidatura para ser el "más grande" en el olimpo.

Archivado en: Nadal, Djokovic, open USA, campeon, grand slam

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gentedigital.es/Miguel Jorge
14/9/2010 - 08:54

Corría el año 2005, era un 5 de junio y en la central de Roland Garros acababa de ganar un joven de tan sólo 19 años y dos días. Lo hacía ante el argentino Mariano Puerta y para todos los amantes del tenis había nacido una leyenda. Cinco años después, Rafael Nadal Parera consigue lo imposible para aquel chico de bolas liftadas con pinta de guerrera indio. Aquel joven de pistas de tierra considerado un "pasabolas" ha crecido, tanto, que ya no quedan apelativos para él. Esta madrugada, con un juego superlativo, presentó su candidatura para ser el "más grande" en el olimpo.

Cuando Novak Djokovic acabó el partido lanzando un revés paralelo fuera, Nadal se tiró al suelo, parecía como si le hubieran disparado, durante un par de segundos se cubrió la cara con su raqueta. Quizá no quería compartir ese momento con nadie, sólo con él. Fueron apenas 10 segundos, todo un mundo, en el que puestos a imaginar, "Rafel" como dice su tío Toni, vio pasar los últimos cinco años de su vida, el final de algo había llegado. Porque a partir de ahora Nadal jugará para la historia, ya ha ganado los cuatro grandes y sabe que eso nadie se lo podrá quitar.

El partido finalizó con un (6-4, 5-7, 6-4 y 6-2), un resultado engañoso, porque Nadal ayer podría haber finiquitado el partido mucho antes. Una estadística resume la facilidad con la que Rafael jugó ayer. El mallorquín dispuso de 26 bolas de rotura. Sólo consiguió 6. De ahí se entiende que el partido se alargara hasta las casi cuatro horas.

Fue un Nadal decidido, como todo el torneo. Desde el comienzo del partido jugando dentro de la pista, sin darle un respiro a Djokovic. El equipo del de manacor sabía que la baza de Rafa pasaba por sacar al serbio de la línea de fondo. El primer set se resolvió tras romperle por dos veces el saque a su rival. Nadal jugaba más profundo que nunca, buscando las líneas. El serbio, por contra, no encontraba los planos y se veía desarbolado por un Nadal que parecía nacido en el cemento.

El segundo set estuvo marcado por un bajón de juego del mallorquín. Nadal vió como casi se le escapaba el set tras perder cuatro juegos seguidos. Novak encontró durante gran parte de este set sus mejores golpes. El serbio, inspirado, lanzaba bombas planas desde cualquier parte de la pista sin que nada pudiera hacer Nadal. Aún con todo, el mallorquín remontó el set a base de casta y saber esperar su oportunidad. Cuando parecía que iba a ser capaz de conseguir la gesta de darle la vuelta al marcador, llegó la lluvia. En la reanudación, dos horas después, Djokovic estuvo más inspirado y se llevó el gato al agua por 7-5.

El tercer set fue un calco del primero. Nadal controló las envestidas de Djokovic y le rompió rápido el saque. Mantuvo el suyo sin ningún apuro hasta conseguir el 6-4. Llegados al que podría ser el último set, Nadal demostró porque es el actual número uno. El último set es la historia del que se sabe ganador contra el que se sabe perdedor. Nadal apabulló a su rival, quién veía cómo el de manacor llegaba a todo, pegaba por todos lados y encima sacaba como nunca. Hasta el 4-1 del cuarto set, sólo había existido un jugador en la pista. Los tres últimos juegos fueron de nervios por parte de los dos. Djokovic parecía dar sus últimos coletazos y Nadal comenzaba a ver el final. Tras casi cuatro horas, Djokovic lanzaba ese paralelo fuera y comenzaba a escribirse con letras de oro la historia de ese joven de manacor, leyenda viva del tenis.

La historia de Nadal sobresale por el espíritu de superación que ha mostrado desde el comienzo de su carrera. Nadal, el niño precoz en el tenis, subía peldaños jugando con gente que le doblaba la edad, ganaba torneos challenger de adolescente, Grand Slam antes de cumplir 20 años. Cuando todo el mundo decía que era un buen jugador de tierra, él pensaba en ganar Wimbledon, cambió su forma de sacar, de moverse en la pista, aprendió de la importancia del cortado, varió su revés, y se convirtió en un jugador temible en cualquier superficie. Nada regalado, Nadal nació para el tenis, un tenis que el ha tenido que construirse sin la técnica innata de Federer o un saque poderoso. Por eso Nadal era un mito en su aún corta carrera, un mito que desde hoy entra en el selecto club de los dioses del tenis que oposita para convertirse en leyenda.

El partido vivido anoche sobre Flushing Meadow confirma a Nadal como uno de los más grandes en número de "grandes" (9), lo sitúan como el jugador más joven en conseguir semejante gesta (el séptimo que lo consigue tras Laver, Emerson, Budge, Perry, Agassi y Federer), récord de Masters Series (18), medalla de oro en los Juegos Olímpicos, tres Copas Davis... y así podríamos seguir un buen rato, aunque quizá lo que más extrañe de este extraterrestre sea su juventud para conquistar este palmares, tan sólo 24 años recién cumplidos... y lo que nos queda.

 

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